5 momentos que más disfrutamos en una carrera como corredoras
5 momentos que más disfrutamos en una carrera como corredoras

Nada como la sensación que recorre nuestro cuerpo al escuchar el disparo de salida en una carrera, y es que en ese momento nuestro cuerpo y mente se inundan de emociones.

Lo mejor de todo, es que podemos guardar esos momentos en nuestros recuerdos, y es gracias a aquellas medallas colgadas que volvemos a revivirlos.

Así que seguramente más de una vez has recordado estos cinco momentos que disfrutaste en una carrera mientras avanzabas para llegar a la meta.

Tu kilometro de arranque

Aquél donde los nervios nos invaden, recordamos por qué estamos ahí, y los mejores consejos de nuestro coach. Es el kilómetro donde nos estamos acoplando a la carrera y liberamos nuestra primera dosis de adrenalina.

Las porras

Qué sería de nosotras sin esos empujones de energía que gritan “ya casi llegas”, “falta menos”, “tú puedes…”, son esas voces que nos recuerdan que sí podemos y que lo que hacemos es inspiracional tanto para nosotras como para los demás.

Correr con alguien

Quizá esta vez no vas por un tiempo en específico y puedes correr con alguien especial, tus hijos, tu esposo o una amiga runner. Correr junto a alguien es compartir uno de los momentos más significativos de nuestra vida. ¿Cuándo fue la última vez que corriste acompañada?

Encontrar nuestro ritmo

Una vez que nos sentimos cómodas con nuestro paso, no hay nada que nos detenga. Nuestra zancada, respiración; cada que dejamos una huella en el asfalto significa haber conquistado un pedazo de sueño.

Cuando bajamos nuestro tiempo

Voltear a ver el reloj y darnos cuenta que nos sentimos bien con el paso que llevamos, y a la vez, ¡estamos a punto de tener un nuevo PR! Es uno de los mejores momentos que vivimos como corredoras durante nuestras carreras.

Cruzar la meta

¡Claro que sí! Voltear a ver el reloj y sentirnos orgullosas de nuestro tiempo mientras escuchamos la fiesta que nos recibe, sin mencionar que, están nuestros seres queridos esperándonos llenos de orgullo es una de las razones por las que amamos levantarnos los domingos y ponernos nuestros tenis para salir a correr.