¡Los calambres! Seguro alguna vez te ha pasado que estás corriendo la carrera de tu vida y de pronto, un calambre se apodera de ti. A veces lo puedes tolerar y de pronto desaparece, pero en muchas ocasiones, los calambres pueden detener tu carrera.

No hay una causa definitiva que los provoque, sin embargo, existen una serie de factores que se deben cuidar para evitarlos en la medida de lo posible.

  1. Sobreentrenamiento. Cuando has entrenado en exceso y no te has recuperado totalmente, tus músculos están fatigados y sobreestimulados, lo cual provoca que se acalambren. Si estás en etapa de entrenamiento fuerte debes acudir a masajes de descarga o descontracturantes por lo menos dos veces al mes, o bien, después de un entrenamiento intenso. También te recomendamos no excederte en el aumento del kilometraje semanal, recuerda que no debe ser más del 10% entre una semana y otra.
  2. Falta de flexibilidad. La tensión acumulada durante la carrera puede generar que tus músculos se acorten y se contracturen, para evitarlo, calienta y estira antes y después de correr. También te recomendamos que por lo menos una vez a la semana hagas una sesión de yoga, pilates o flexibilidad para alargar y quitar la tensión a tus músculos.
  3. Hidratación inadecuada. No te olvides de los electrolitos si corres más de una hora. Si tus músculos no tienen suficiente agua se van a acalambrar, incluso vas a provocar que te den los famosos retortijones en el estómago y las ganas de ir al baño en plena carrera. Los días entrenamiento intenso evita consumir fibra y grasa y además, bebe al menos dos litros de agua y 1 lt de electrolitos. Sobre todo, cuida la ingesta de sodio y potasio, dos electrolitos fundamentales para la buena contracción muscular.
  4. Evita los climas extremos. La carreras en climas extremos, ya sea en calor o en frío, no son muy recomendables. En ambos casos se puede presentar una dilatación de los vasos sanguíneos y por lo tanto, acrecentar las posibilidades de que aparezca un calambre. Te recomendamos el uso de medias de compresión para evitarlo. Lo mismo aplica cuando viajas a otro país, en donde presentes cambios de clima o permanezcas mucho tiempo sentado en el avión.

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