Yo nunca me imagine que muchas de las mejores lecciones de la vida me las fuera a dar correr. Uno despierta, se pone los tenis y cree que la cosa acaba una vez que vuelve a la vida real. Porque sí, correr es para mi un sueño.
Cuando menos lo esperas, correr ya te susurró al oído algo bonito o de plano, ya te hizo reflexionar con algún error o novatada que no viste venir. Pero correr y yo siempre tendremos ese romance que hace que cada día me parezca más interesante y genuino.
Pero aquí les dejo las 9 lecciones que siempre recuerdo que me ha dado correr, ojalá siga aprendiendo más
- Siempre divertido. Un básico que no se me olvida. Es que no hay manera de que yo me estrese a estas alturas por el tiempo, por las calorías que quemé, por las carreras en las que participé, por si tengo fotos en mis redes sociales que inspiren o por si tengo que justificar mi rendimiento, la verdad a nadie le importa. Pero pase lo que pase y sea cual sea la distancia, yo siempre trato de llevar una sonrisa y disfrutar de tener el privilegio de correr.
- Si está bien para ti, es lo que importa. Otra de las lecciones más fuertes que me ha dado. ¿Cuántas veces no nos descalificamos nosotras mismas diciendo que pudimos dar más? ¿Que somos lentas por correr a cierto tiempo? ¿Que si no hemos clasificado a Boston no somos corredoras de verdad? Eso no es importante si tú sabes perfecto que estás dando tu máximo. Si estás contenta con tu desempeño, ni te detengas.
- Disfruta el proceso. Somos corredoras y literal, todo lo queremos hacer corriendo. Yo amo más el proceso que el resultado, quizá porque pongo a prueba mis limites al ponerme un objetivo, un plazo y un plan para conseguirlo. No hay nada más satisfactorio que confiar en tu trabajo y que cuando llegues a la meta, solo sea tu fiesta, esa que tanto preparaste.
- Tu cuerpo, tus reglas. Durante muchos años pensé que debería estar más fit, que debería bajar de peso pero nunca me enfoqué es ser más fuerte. El día que decidí hacerlo mi cuerpo cambió y mi percepción de mi misma dejó de ser cruel. Además, entendí que era libre de tener la imagen que quisiera y si había que salirse del molde, lo haría sin remordimientos. Y esa fue una de las lecciones que me lo llevé a la vida: soy como quiero ser, no como dicen que debo ser.
- También esto pasará. Cuando no logras un PR, un BQ, o simplemente te enfermas y no puedes cumplir con el entrenamiento, o bien, entrenaste duro pero el clima no te dejó sacarle provecho, entiendes que todo pasará. Igual como sucede cuando terminas una prueba y que sabes que ya no volverá. Aprendes que nada es para siempre y que estés viviendo una situación hermosa o complicada, ambas pasarán. En la vida diaria es igual.
- Nada está escrito. Si una vez no sale, hay que intentarlo hasta que salga o si de plano por ahí no es la cosa, hay que darle la vuelta a la página y buscar opciones, pero nunca rendirte. La magia de correr radica en que ninguna carrera o competencia es igual a la anterior y que debes ser tan flexible para aceptar las sorpresas.
- No creas todo. Te van a decir miles de comentarios tóxicos o habrá quien le de vuelo a tu miedo pero a ti se te debe resbalar. Cuando yo hice mi primer maratón, mi coach de ese momento me dijo que lo iba a terminar una hora después, ahí entendí que nada está escrito porque lo termine una hora antes. Lo que importa es lo que tú crees de ti. Cuestiónatelo.
- Tu decides cómo cruzar la meta. La lección más bonita, esa que me llevo todos los días porque me recuerda que uno es dueño de sus reacciones ante las circunstancias que tenga.
- Siempre quédate con algo o alguien que te recuerde lo maravillosa que eres. Correr te da grandes amigos y te quita a los que solo te boicoteaban. Siempre rodéate de aquellos que te levanten cuando caes pero también de aquellos que siempre tienen palabras de aliento para que puedas dar más.