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Duele en la parte inferior y frontal de la pierna, justo entre la rodilla y el tobillo. Esta molestia proviene del periosto, una membrana que cubre a los huesos y que cuando se inflama, minimiza el riego sanguíneo y las señales nerviosas que están cerca de hueso.

Muchas corredoras le describen como una «quemazón» sobre todo, en el último tercio de la pierna, es decir, en la parte que está por encima del tobillo. Al correr aumenta la sensación o bien, al dormir. En la primera etapa, es mejor dejar de correr, a los pocos días se verá la disminución del dolor. Uso de calzado inadecuado, incrementar el kilometraje de entrenamiento de golpe (más del 30% de una semana a otra), hacer una carrera sin entrenar, falta de elasticidad, no hacer calentamiento ni estiramiento y falta de fuerza muscular, son las principales características. Le pasa con frecuencia a corredoras principiantes.

¿Cómo aliviarla en los primeros días?

1. Bájale a la cantidad de entrenamiento. Reduce intensidad, disminuye el tiempo hasta en un 50% y evita los intervalos, cambios de ritmo y cuestas.

2. Después de una semana, checa si hay mejoría. Si te sientes mejor, trota con un tape o la pierna vendada (en forma de espiral), pero siempre a ritmo suave y no más de 45 min.

3. Evita entrenar en la misma superficie y si te es posible, olvídate del asfalto y concreto.

4. Calienta antes de correr y estira después.

5. Realiza estiramientos de pantorrilla, isquiotibiales y tobillo al frente y atrás (como los que recomendamos para evitar la fascitis) 

6. Un masaje de descarga es buena opción.

7. Cambia tu calzado por el que te corresponde, hazte una prueba de pisada.

8. Si después de esto no se quita, acude con un especialista.