En algún momento de nuestras vidas hemos escuchado hablar de lo que debería tener una corredora, es decir, aquella que debe tener un cuerpo atlético, ropa de marcas exclusivas para correr, los mejores tiempos o incluso, que debe entrenar todos los días en un lindo lugar y sin complicaciones. En ocasiones, nos hemos comparado con esta idea y al mirarnos al espejo y no encontramos a la persona idealizada, comenzamos a sentirnos fuera de lugar y poco a poco nos vamos privando de esta actividad que tanto nos gusta.
Sin embargo, si abrimos bien nuestros ojos y observamos con detenimiento, podemos ver que una corredora no se identifica por lucir de una manera, entrenar en un lugar específico ni por tener las mejores técnicas en este deporte. Incluso, podemos descubrir con asombro que correr puede realizarse de todas las maneras posibles y en algunas ocasiones de formas que parecerían imposibles, y que el único requisito que debemos asegurarnos de cumplir es de disfrutar de esta actividad viviéndola con el corazón.
Porque cuando lo haces de esta manera, puedes demostrarte a ti misma que eres tu propio límite, que nada te detiene cuando te lo propones, que puedes disfrutar de cada instante, celebrar tus logros, aprender de tus fracasos, e incluso demostrar a los demás que eres capaz de alcanzar tus propias metas sin depender de nadie más que de ti misma.
Por eso, te invito a que lo pongas en práctica, inténtalo siempre que realices esta actividad, para que cuando mires al espejo identifiques a esa gran corredora que hay en ti, la que corre sin prejuicios, supera los obstáculos y disfruta corriendo con el corazón como lo hago yo.
Mi nombre es María del Rayo Reyes O’Brien, tengo 27 años de edad, vivo en Guadalajara. Soy psicóloga de profesión, deportista de corazón y empresaria por convicción.
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