Querida #bbrunner:
Estoy en el último trimestre de espera, con mucha energía, creo que tu personalidad es así, intensa. Ya han empezado los dolores de espalda baja por las noches (nada fuertes), has crecido enormemente, sin embargo, aunque llevo pocos kilos encima (apenas 6.5), ya mi cuerpecillo empieza a resentirlo.
Creo que serás una chica madrugadora, empiezas a las 4am a darme de patadas, eres tan activa que a veces me despiertas abruptamente. Salto en friega de la cama, me río contigo porque te imagino burlándote de mi y te pongo música, lo complicado es que a ti te gusta el rock como a tu papá, te fascina el sonido de la batería y el bajo, no toleras la música empalagosa. ¡Me he acostumbrado a dormir a ese ritmo!
En todo este tiempo he intentado practicar más yoga contigo pero no quieres, con una o dos veces a la semana te das por bien servida, pero ya sé que tú amas correr al ritmo de la música intensa. Mi playlist es totalmente acelerado ahora, puro rock y en algunos instantes metemos pop y salsa. ¡Me encanta que me hayas obligado a eso, jamás lo imaginé!
Hemos hecho 5 carreras juntas (de 5 y hasta 12k) en estos 7 meses, donde hemos conectado de forma increíble. Contigo medito así, recorriendo kilómetros, admirando e interactuando con la naturaleza, adentrándote en mi ambiente de corredora, dándote la bienvenida a este mundo. Platicamos de todo, canto y río contigo, a veces pienso que la gente cree que estoy loca (cosa que me da igual) no sé cómo es tu cara, en tus ultrasonidos apenas se distingue y me fascina que manifiestes tus sentimientos cuando queremos verte, ¡nos divertimos tanto!.
Sé que disfrutas los entrenamientos y cuando ves que pasan días sin que tengamos esta experiencia, te enojas, ¡los achaques aparecen! Vamos al gimnasio de 3 a 5 veces a la semana, de 30 min a una hora. Unos días hacemos elíptica, otros corremos y caminamos, alternamos ejercicios de fuerza y cuando queremos paz, un poco de yoga. Pero es que parece que la paz la encuentras en el movimiento. A veces huímos a correr o caminar a la montaña, donde agradecemos la oportunidad de estar juntas.
Cada mes vamos con el doctor a que nos diga si debemos seguir con el ejercicio, hay tantos prejuicios con eso y a veces creo que nos dirá que es hora de detenernos, pero siempre salimos con la misma respuesta: «escucha tu cuerpo y hasta que la bebé decida, estás embarazada no enferma, no vayas a cambiar tu vida y te tires a la cama». ¡Y zácatelas! hasta hoy has decidido que no quieres que tu mamá esté sentada, la quieres «movidita».
No llevamos dieta especial, simplemente hemos comido de forma equilibrada. Ya sé que a mí las grasas animales y trans me caen muy mal (creo que a muchas personas) y pues a tí también, así que las evitamos, si no lo hacemos, el reflujo de apodera de nosotros y ahí me tienes haciendo ejercicios con la fitball para que se baje. Pero comemos de todo, carbohidratos, proteínas, muchas frutas y verduras, lácteos orgánicos, frutos secos y mucha agua. Te fascina el té de jengibre, el agua de limón con chía y el agua de chayote, nos ayuda para la digestión. ¿Antojos? Sí, de carne, mucha carne, ahí se nota que tu madre es norteña, pero me controlo mucho, solo como la magra dos veces por semana y de preferencia la que viene de mi Torreón. Como estamos convencidas de que los antojos son mentales o falta de un nutrimento, hemos aprendido a controlar esa situación pero a veces no nos hemos resistido a un pan con lechera o a un raspado. No puedo comer chocolate porque nos da un levantón terrible, ¡qué bueno! Hemos aprendido a disfrutar de los placeres de la comida sin exagerar en comer de más o en comer de menos, solo lo justo, así nos lo demuestran nuestros análisis clínicos donde los resultados son los ideales.
He elegido un método más humanizado para que nazcas, no quiero vivir la experiencia de una cesárea ni la invasión de medicamentos ni instrumentos clínicos. Quiero sentirte, ayudarte, que juntas lleguemos a la meta como cuando hemos estado en las carreras. Porque correr me ha enseñado a no tener miedo al dolor, porque hasta lo disfruto, sí, quiero saber si es como dicen, que el parto es como correr un maratón, quiero enfrentar la pared, gritar de dolor y felicidad y cruzar la meta como en las carreras, con las manos arriba. ¡Lo he ensayado tantas veces!
Sin duda, al igual que tu hermana, tú eres mi mejor maratón. Hasta hoy entiendo por qué la vida se ha empeñado en que siga corriendo, ¿cómo hubiera aprendido a entenderla?. Porque todo lo que correr me ha enseñado hoy lo he puesto en práctica, desde entrenar hasta qué comer, pero sobre todo, a aplicar una buena actitud, la de una corredora, con la que he decidido cruzar todas las líneas de llegada de mis carreras sin importar si fue un récord personal o la más terrible de todas. La verdad no tengo más que agradecer que la vida me de la oportunidad de correr embarazada y que mi doctor me lo permita.
Sigamos esperando, aun quedan muchas historias por contar.
Tu #mamarunner Sonia
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