Queridas amigas corredoras:
Escribo esta carta con el corazón a ritmo de 5 minutos por kilómetro, y la razón de ello es por la emoción que me da agradecerles el ser parte de mi formación como atleta.
Porque estoy segura de que todas sabemos que llegar a decir Soy Corredora no fue cosa fácil, todo lo contrario. Entrenamientos a horas que algunos considerarían madrugada, dietas especiales para correr más rápido y así poder romper nuestras marcas son parte de nuestro día a día, y esto no lo digo a manera de queja, pues estoy segura de que a todas nos encanta.
¿Y qué me dicen de la primera meta que cruzaron? ¿No lloraron de emoción? Porque yo sí y tardé más en dejar de llorar que de sudar.
Estas líneas son dedicadas a todas aquellas corredoras que decidieron luchar por cruzar la mayor cantidad de metas en su vida, y de no solo entrenar por salud y diversión, sino por ser parte de una comunidad tan grande y hermosa como lo es la de las runners.
Gracias por ser motivación, fuerza, compañía y sabiduría. Gracias por demostrar que nunca correremos solas, y que cada vez que nuestros pies pisen el asfalto habrá más mujeres haciendo lo mismo; junto a nosotras o al otro lado del mundo.
¿Recuerdan cuando estuvieron a punto de rendirse y no lo hicieron? ¿Y recuerdan que fue porque su amiga corredora les dijo que nacieron para esto y que nadie podía decirles lo contrario? ¡Aplausos para ella! Y aplausos para ustedes.
Gracias también por compartir su talento con todas, por ser y estar. Porque cuando no corrieron esa carrera, estuvieron para apoyar a las que sí.
A ustedes, amigas corredoras, que se merecen todo, sigan haciendo esto que aman porque es lo que los une; lo que nos hace fuertes.