Eres lo suficientemente buena, lo suficientemente inteligente, lo suficientemente hermosa, y lo suficientemente fuerte. Créelo y nunca dejes que las inseguridades manejen tu vida.
Todavía me sorprende cuando la gente me habla de lo fuerte que soy y lo segura que parezco ser. Cuando era pequeña y un poco más joven que ahora, no tenía esta sensación de seguridad que viene al aceptarse uno mismo tal cual somos y de no compararnos con los demás. Mi vida no fue fácil, pero la de la mayoría de las personas no lo es. Todos tenemos muchas cosas que superar. Y todavía ahora de vez en cuando tengo que recordarme que lo que estoy haciendo es grande, que soy lo suficientemente buena y que no tengo que probar nada a nadie para ser amada o aceptada.
Una pregunta común que repetí mucho tiempo en mi cabeza era: “¿Y si no soy lo suficientemente buena?”. O bien, me comparaba con otras personas que estaban haciendo lo que yo quería hacer pero aun no lograba realizar. ¿Conoces esa sensación? Si es así, aquí hay algunas maneras de dejar ir la inseguridad.
- Deja de pensar que todo es acerca de ti.
Recuerdo en algún momento de mi vida haber entrado en una habitación y haber pensado que todas las personas me estaban observando, juzgándome, notándome. Yo pensaba que todos me veían o hablaban de mi. Entonces me di cuenta de que la mayoría de las personas que estaban en la habitación ni siquiera notaban mi presencia más de lo debido y no porque no valgo la pena, sino porque estaban involucrados en las actividades que estaban haciendo.
La mayoría de las veces creemos que la gente siempre nos está mirando, juzgándonos. Si bien es cierto que puede haber un par de ellos que hacen esto, la mayoría están tan centrados en sí o preocupados por sus propias cosas que no prestan atención a lo que uno está haciendo. Y, si alguien decide hacerlo, es porque eres importante para él o ella de una manera u otra.
- Practica ser objetiva.
Si sientes como si no pudieras lograr algo, da un paso fuera de ti misma por un momento e imagina que eres una persona completamente diferente. Piensa en lo que le dirías a otra persona en tu situación. Por ejemplo, si estás nerviosa de ir a una fiesta donde no conoces a mucha gente o has estado entrenando para una carrera y tienes nervios de cómo vas a desempeñarte en ella, piensa en los consejos que le darías a una persona en una situación similar. Si lo miras de esta manera, verás que no hay nada a qué temerle y tendrás éxito si lo crees posible.
- Deja de ponerte nerviosa.
Tus pensamientos pueden ser tu mejor amigo o tu peor enemigo. La calidad de tus pensamientos tiene un efecto directo en la calidad de tu vida. ¿Alguna vez has tenido pensamientos negativos como «sé que jamás podré correr a X paso» o «no creo que estoy haciendo un buen trabajo como fulanito»?
Estos pensamientos tienen poco que ver con la realidad pero mucho que ver con el miedo. En otras palabras, el problema que te preocupa no existe, ¡lo inventaste! Cada vez que te sientas insegura acerca de lo que estás haciendo, repítete: «Lo que me preocupa sólo existe en mi cabeza. Tengo el control total».
- Escribe tus temores.
Anota todas las cosas que te preocupan, y todos los factores que te hacen sentir que no puedes lograr una cosa determinada. Léelos y pregúntate cuántos de ellos son racionales, y cuántos son sólo un producto del pensamiento negativo. Tómate el tiempo para pensar realmente cuál es la raíz de tus miedos, ya sea el que te preocupe verte mal cuando haces algo, el decepcionar a tus familiares, entrenador o amigos, o el no llegar a tener la vida que deseas. Ve cuántos de tus miedos puedes abordar y cuántas soluciones positivas puedes pensar para todas las cosas que te preocupan.
Es perfectamente natural tener miedo al fracaso o de que algo te salga mal. Todo el mundo tiene estos temores de vez en cuando. No es natural, sin embargo, estar tan llena de preocupación hace que sientes que no puedes conseguir hacer las cosas.
- Recuerda todo el éxito que has tenido anteriormente.
En lugar de centrarte en todas las veces que te has quedado corto o avergonzado de ti misma, fallado en algo, o simplemente de las veces en las que piensas haber parecido una tonta, echa un vistazo objetivo a tu pasado y ve todas las veces que has hecho algo muy bien, o que has tenido que sobreponerte a algo por pequeño que parezca o que has afrontado algo a lo que temías. Piensa en el éxito que has tenido en la escuela, en las grandes amistades que has mantenido, o simplemente en momentos aleatorios cuando has hecho que un grupo de personas soltaran unas carcajadas debido a tu sentido del humor. Piensa en cuando comenzaste a correr y creías que no podrías terminar el entrenamiento y aun así lo hiciste, o en cuando empezaste y ni siquiera sabias ¡si podrías correr! Mientras más momentos positivos que has pasado recuerdes, más confianza tendrás de que podrás tener más de ellos en el futuro.
Puede ser útil anotar cada uno de tus éxitos después de que sucedan. Lleva un “diario del éxito” y guárdalo en tu escritorio y llénalo orgullosamente con tus logros y los recuerdos cariñosos que tienes. Cuando te sientas incapaz de cualquier cosa y sientas que no puede hacer nada bien, puedes mirar esta lista y recordar la persona impresionante y capaz que en realidad eres.
- Deja de arrastrar todo ese equipaje.
La mejor cosa de la vida es que podemos volver a comenzar tantas veces como necesitemos. Si sigues pensando en la razón por la que algo no funcionó en el pasado, ahora no va a pasar, solo te estás poniendo en el camino del fracaso (y reforzando tus inseguridades). Todos tenemos equipaje, pero no tenemos que traerlo por todas partes. Como mencioné antes, cuando era joven tenía miedo de no ser lo suficientemente buena. Y, cierto, hubo momentos en que el trabajo que hice no fue lo suficientemente correcto (nótese que dije el trabajo que hice, no que no fuera yo lo suficientemente buena). Recuerdo en un ciclo de entrenamiento donde nada me salió bien pues me la pasaba pensando en lo que no había podido hacer anteriormente, en lo que me daba miedo intentar y por qué tenía tanto miedo de no estar haciendo todo perfecto, de no hacer mis entrenamientos al pie de la letra (terminé por no hacer muchos de ellos, por no poder hacerlos basados en esfuerzo sino en “lo que dice el papelito”). Me la pasaba comparándome con otras corredoras y pensando en que no estaba corriendo tanto como ellas, tan rápido como ellas o haciendo tal cual cosa como ellas. Comencé a hacer cosas que las otras corredoras estaban realizando por no confiar en mi plan y por querer parecerme a ellas (saliéndome de mi propio plan) y terminé por no hacer nada bien. Cuando empecé mi siguiente ciclo de entrenamiento tuve que elegir, o traía ese equipaje conmigo o lo dejaba en la puerta y empezaba de nuevo. ¡La decisión siempre es tuya!.
Algo que me ayuda con esto es pensar cuando voy de viaje, yo dejo la maleta en el hotel. Hazte un favor y haz lo mismo con tu vida.
- Pregúntate: «¿Qué es lo peor que podría pasar?» Y sé honesta con tu respuesta.
Esta es mi frase favorita y por la que rijo mi vida. Siempre me pregunto antes de hacer cosas que me asustan: «¿Qué es lo peor que puede pasar?» Y la respuesta nunca es lo suficientemente fuerte como para que no lo intente.
Si te cortas el pelo y a algunas personas no les gusta, entonces es poco probable que sea el final del mundo. Si lo odias, entonces adivina qué: el pelo crece. No dejes que estas preocupaciones tontas te impidan probar algo diferente. Si temes hacer un entrenamiento o salir de tu zona de confort por no poder lograr lo que esperas, recuerda que mañana puedes volver a intentarlo y que tu vida no depende de si acabas en determinado tiempo o no. Si estás en una carrera y te da miedo intentar un nuevo ritmo, recuerda que lo peor que te puede pasar es que te canses y, en el peor de los casos, que no acabes y ese tampoco es el fin del mundo. Una vez que te das cuenta de que lo peor no es realmente tan malo, será más probable que seas dinámica y tomes riesgos.
Si no sabes cuándo tus respuestas a esta pregunta (¿Qué es lo peor que puede pasar?) dejan de ser razonables y comienzan a ser ridículas, trata de preguntárselas a alguien en quien confías. Ellos deben ser capaces de decirte si tu peor escenario es factible o si estás dando razones que no son razonables.
- Ahora pregúntate: «¿Qué es lo mejor que podría pasar?»
Esto es algo que las personas inseguras no hacen a menudo. Digamos que estás nerviosa por ir a una carrera para la que has entrenado. Lo mejor que puede pasar es que todo salga a pedir de boca y tengas una buena experiencia y una buena marca. ¿No vale la pena intentarlo? Y aunque la mejor cosa no es siempre probable que suceda, tenerlo en la mesa puede ayudarte a abordar nuevas tareas con una mentalidad positiva.
Antes de salir a hacer algo nuevo, incluso puedes escribir lo mejor que puede suceder, o las tres mejores cosas que pueden suceder al hacerlo, así éstas estarán frescas en tu mente cuando llegue el momento de hacerlo.
- Recuerda tus cualidades positivas.
Para mantenerte segura, necesitas mantener tus cualidades positivas frescas en tu mente. Haz una lista de todas las cosas que amas de ti misma y manténla en tu mente cada vez que te relacionas con alguien. Las personas inseguras tienden a centrarse sólo en las peores partes de sí mismas, lo que les lleva a sentirse descontentas con lo que son.
Si sólo nos enfocamos en las cosas negativas que tenemos, nos centraremos más en ellas y descuidaremos nuestras cualidades positivas. Si has sido dura contigo misma durante mucho tiempo, puede ser difícil pensar en algo que vale la pena sobre ti al principio pero inténtalo o pregúntale a tus amigos cuales son tus mejores cualidades. Te sorprenderás con la cantidad de cosas buenas que encontrarás sobre ti misma.
- Practica la auto-charla positiva.
Es especialmente difícil darse cuenta de lo maravillosas que somos si siempre nos estamos hablando de manera negativa y si hemos estado haciendo esto por mucho tiempo. La mayoría de nosotros no nos damos cuenta que tenemos una auto charla constante y que ésta tendrá un gran impacto sobre nuestra auto estima. Si siempre te estás diciendo que eres una perdedora, un fracaso o que no puedes hacer nada bien, entonces tendrás que sentirte así para siempre. En su lugar, trabaja primero en poner atención en lo que te estás diciendo mentalmente (o en voz alta) y después en decirte cosas positivas sobre ti misma, para que te sea más probable atacar nuevas tareas con una mentalidad sana y un deseo de hacerlo bien.
Una amiga muy querida cada vez que habla conmigo me dice: “que mensa soy, se me olvidó decirte que…” Y siempre le pregunto “¿Por qué te dices así? ¿Por qué te llamas mensa porque se te olvida algo?. Ella no tenia idea que lo estaba haciendo pero al repetírselo solo está reforzando su creencia de ser “mensa” por olvidar algo. Este es un ejemplo real, piensa en cuantas veces te has dicho “que estúpida soy” “Ah, pero que idiota me vi” etc?
Un ejercicio útil para que te sientas más cómoda con la auto-charla positiva y para frenar tu auto-abuso, es decirte dos cosas sinceramente buenas sobre ti misma por cada cosa negativa. No tienen que estar relacionados. Por ejemplo, si te quemas la lengua porque no esperaste el tiempo suficiente para que tu café se enfríe y te digas “que tonta, esto pude haberlo evitado sino fuera tan desesperada”, debes recordarte a ti misma: «Pero yo corro bastante bien, y tengo un gran sentido del humor «. Puede parecer extraño, pero estás cambiando tu actitud cuando te alabas a ti misma.
Y tú, ¿qué estrategias usa cuando se siente insegura?
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