No soy una corredora de premios y mejores lugares, simplemente corro porque me fascina. A lo largo de todo este trayecto ha estado una persona muy importante en mi vida, mi novio, Fernando, quien me ha llevado a explotar lo mejor de mí y no darme por vencida jamás, a creer en mí y sobre todo, tener fe.
Correr ha significado grandes satisfacciones para ambos, correr juntos es divertirnos y emocionarnos. Esperar los fines de semana para las carreras, es ese sentir cuando viajo o salgo de fiesta.
Correr no es solo cumplir con el entrenamiento, es un proceso largo del cual me he ido enamorando. Antes de comenzar a ya poder decir que logré mi primer medio maratón internacional en Rosarito B.C, el pasado el 26 de Junio del 2016, 21 kilómetros en 2 horas con 15 minutos.
Nunca antes pensé lograr una distancia así, solo eran carreras de 5 kilómetros. Mi experiencia en este 21k estuvo lleno de diferentes emociones y sentimientos.
Correr para mí significa un viaje, un camino diferente que recorrer, disfrutar de la naturaleza, conocer gente nueva, ambientes emotivos y llenos de familias, personas que buscan dar lo mejor de sí. Es una fiesta para celebrar y convivir con los seres amados y amigos.
Correr es competir conmigo misma a cada paso que doy, no hay otro adversario más grande que yo en cada momento. Correr es demostrarme que mi fuerza y voluntad van más allá de mis piernas, es descubrir hasta dónde puedo llegar. Correr es exigirme poquito más, aunque siempre existe un miedo o nervios a lo nuevo que estoy por comenzar, es sin duda, lo que me empuja a cruzar la meta.
Correr es darme tiempo conmigo misma, sentir cada parte de mi cuerpo, como se trabaja mente, cuerpo y alma en conjunto para lograr mi objetivo. Correr se ha convertido en parte de mi vida, algo que si Dios me permite seguir practicando lo haría con mucho gusto para compartir cada momento y emoción con mi futuro esposo y mis futuros hijos. Correr es simplemente amor, porque cuando se corre con el corazón él nunca fallará.
Melissa Cuentas