Todas tenemos una historia que nos ha traído hasta aquí; puedo decir que empecé hace relativamente poco a correr como una forma de salir adelante.
La muerte de un hijo es algo que no debería sucederle a nadie. La última vez que ví a mi niña le pedí que me ayudara a vivir porque yo no sabía cómo iba a poder hacerlo después de su partida. Además de esta situación tan triste y fuerte, ya había pasado también por la pérdida de 2 embarazos.
Fue una época bastante difícil para mí y para mi familia. Llegué a tocar fondo pero aún tenía un esposo y 2 hijos pequeños que me necesitaban mucho. Mis niños sin saberlo, con toda su ternura e inocencia me ayudaron a conectarme otra vez con el mundo y con el amor por la vida.
Corriendo encontré la forma de estar cerquita de Dios y de mi niña, y en este camino también me dí cuenta que no me conocía tanto como yo creía y me había estado perdiendo de muchas cosas. Correr se convirtió en un catalizador de pensamientos y sentimientos que no me había dado cuenta que necesitaba, recuerdo que algunas veces mientras corría se me llegaron a rodar algunas lágrimas sin querer y al terminar de correr me sentía mucho mejor que cómo había empezado.
Creo que de cualquier situación difícil siempre debe germinar algo bueno o positivo, si no, no sirve de nada y este camino ha estado lleno de retos muchas veces difíciles, pero también de muchas satisfacciones. Tirarse a sentir lástima por una misma no sirve de nada, es una gran pérdida de tiempo; corriendo me di cuenta que eres cada vez más fuerte, que siempre debes ir hacia adelante y que además, puedes compartir con los demás tu alegría de vivir, de sentirte viva; tampoco quiero decir que ésta sea la forma correcta de pensar o la mejor, pero ha sido la que me ha ayudado a vivir.
Cuando empecé con todo esto obviamente yo no tenía una buena condición y mucho menos era una atleta, solo era una mujer que sentía la necesidad de hacer algo que me diera bienestar y que a su vez, pudiera ayudar a las personas que me rodeaban a estar bien. Al principio fue muy dificil lograr que se hiciera un hábito, pero lo intenté una y otra vez con todo y el sobrepeso que había ganado en todos los sentidos. Caminé y caminé y caminé y después de un tiempo tratando de aguantar un ratito trotando me inscribí a una carrera de 5 kms y me gustó. No sé cómo pasó todo pero después terminé metida en carreras de 10, 15 y 21kms y haciendo Crossfit y empecé a sentir cada vez más la necesidad de correr un maratón para ver hasta dónde podía llegar mi nuevo gusto por la magia de las largas distancias. Entonces fue cuando encontré a un entrenador y a un gran grupo de personas que compartían la misma pasión por correr que yo y que me han apoyado mucho en esta aventura. Me tocó entrenar para el maratón al mismo ritmo con otras corredoras, que son todas unas campeonas, a quienes admiro y he llegado a quierer mucho en este tiempo.
El cansancio, el calor, la lluvia, el dolor, etc. no pudieron detenernos. Una de las mejores cosas que me tocó vivir en los entrenamientos de fondo de los fines de semana, fueron los paisajes y los amaneceres, que te toque ver la salida del sol mientras vas corriendo en el campo o en la montaña, de verdad es un regalo.
Compaginar todos los entrenamientos más un trabajo de tiempo completo y una familia no fue nada fácil pero traté de hacerlo lo mejor que pude y después de algunos meses de preparación, corrí mi primer 42K hace 2 semanas. Disfruté mucho todos y cada uno de los kilómetros, me imaginé mil formas distintas de cruzar la meta menos en la forma en la que la hice: simplemente estaba feliz y es una felicidad que se ha ido convirtiendo en satisfacción en estos días.
Estoy consciente de que el único legado que les podré dejar a mis hijos es un punto de referencia acerca de cómo vivir la vida, ojalá que también puedan ser felices como ellos quieran. Ya empiezan a participar en algunas carreras y vemos que lo disfrutan mucho.
En fin, esta es mi historia, tenía mis dudas sobre compartir algo tan personal pero espero que al menos a alguien le pueda servir un poco para seguir tratando de salir adelante porque de verdad que vale vivir y disfrutar la vida día a día.
Betty Durón