Descubrí que tenía cáncer por una auto exploración. Tenía una bolita y aunque mi ginecólogo me dijo que no había nada que preocuparme y me dio medicamento por dos meses, la bolita siguió creciendo y comenzó a dolerme más. Alguien me dijo: el cáncer es silencioso por lo que decidí buscar una segunda opinión. El oncólogo me revisó, tomó biopsias y una mamografía con resultados negativos. En 2011 fui diagnosticada con cáncer de mama. En 2012 me operaron y recetaron cuatro secciones de quimioterapia dobles, 25 radiaciones y al día de hoy cinco años de tamoxifeno de los cuales llevo dos. Los mismos que llevo corriendo.
Esta enfermedad definitivamente me hizo cambiar mi actitud. Pensé que Dios me estaba dando una segunda oportunidad de vida que tenía que aprovechar al máximo. Y aunque pensaba que también me estaba quitando cosas (que tu esposo te diga “no puedo con esto, si tu faltas no soy capaz de salir adelante con mi hijo” y decide abandonarte en esos momentos) en realidad me estaba regalando fuerza para librar esta ballata y querer estar presente en la vida de mi hijo, además de encontrarme con este deporte maravilloso como es el correr.
Correr me aportó mucho para recuperarme. Debo confesar que al principio odiaba correr; me gustaba la bici fija, pero cuando me indicaron que no debía realizar esfuerzos durante un año, me sentí tan agobiada que insistí hasta convencer al doctor que me permitiera realizar algunas caminatas o trotar. Correr me dio esa paz que había perdido, aprendí a sentir esa libertad cuando el aire toca tu rostro y me ayudó a liberarme de complejos (solo tenía un seno); también fue un gran consejero para aceptar que no todas las personas que amas en tu vida tienen que estar presentes. Hasta hoy, he corrido desde 5 km hasta 27 y voy por más mientras esta enfermedad permanezca dormida.
Quiero recomendarles a las chicas de la comunidad de SoyCorredora que se cuiden. La auto exploración es muy importante. Realicen sus chequeos de rutina y ante cualquier alteración, acudan a una revisión y, muy importante, no se queden con el primer diagnóstico. Nunca piensen que “a mi no me va a pasar”.
Marisela Muñoz