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Mi historia comienza así…

Mi madre pertenece a un estirpe de mujeres valientes y luchadoras capaz de abrirse paso en la vida con lo poco que la suerte le pone por delante, ha recorrido la vida corriendo y superando cada kilómetro con o sin dificultades que se le ponga al frente.

Casi 30 años corriendo, y yo a su lado desde que nací, sin duda alguna ha sido una inspiración y un ejemplo para mí en todos los aspectos, pero ahora es mi mayor inspiración en cada entreno y en cada competencia.

Verla subir al podium en cada carrera, que la gente me diga que mi mamá es inigualable, que la admiran y que quisieran correr como ella, fue un impulso que me llevó a tomar la decisión de empezar a correr.

Desde ese día mi vida cambió, fue la mejor decisión que pude haber tomado. Correr es un deporte que ayuda primero personalmente, porque te hace sentirte segura, te hace ser una persona saludable, responsable, disciplinada, con hábitos que mejoran tu vida y que te hacen simplemente más fuerte y sobre todo feliz.

Después de lo personal, viene la ayuda familiar, que es mi parte favorita y la que más disfruto, pasar de ser la porra oficial de mi mamá, a saber que al llegar YO a la meta, ella estará ahí esperando, o mejor aún, sé que al llegar ella a la meta se regresara a encontrarme para llegar juntas, felices y satisfechas de estar juntas una carrera más.

El que yo haya empezado a correr aparte de cambiarme la vida, cambió por completo mi relación con mi mamá, ahora, aparte de ser madre e hija, amigas, compañeras de batallas, somos mujeres que compartimos una misma pasión, que podemos ir a entrenar, hablar sobre deporte, ir a comprar ropa deportiva, y  lo más padre de esto, es que lo hacemos juntas.

Mi idea es inspirar no sólo a las niñas de mi edad, sino a las mujeres que son mamás a que empiecen a compartir más tiempo con sus hijas, sin duda, es tiempo de calidad y aparte de convivir le están haciendo un favor a su cuerpo.

El empezar a correr juntas hará que el lazo entre las dos sea más fuerte, que exista más confianza, que puedan conocerse más, disfrutar y agradecerle a la vida por tener la oportunidad de hacer esto.

La sensación de ponerse retos juntas y superarlos de la misma forma ¡NO TIENE PRECIO!

Mi mamá es mi inspiración, tú puedes ser la de tu hija, o la de tu mamá.

¿Qué esperas?