Soy María Cristina Barrón Ravelo y soy corredora desde hace 25 años aproximadamente, tardé como un año en encontrarle el gusto, hasta que me fui apasionando poco a poco, para ya no dejarlo más.

La verdad es que empecé por azares del destino, poco antes de ello me había divorciado y entre el trabajo, casa e hijo me había olvidado de mí. Recuerdo que en ese entonces no existía el boom del running como ahora, ni la tecnología en la vestimenta, ni la cantidad de gadgets y había muy poca información al respecto.

Durante algún tiempo tuve entrenador y a pesar de ello, por errores en mi técnica o por no saber escuchar mi cuerpo, tuve mi primera fractura de cadera derecha y me operaron para ponerme dos clavos de titanio, afortunadamente a los dos meses y medio después de usar muletas y bastón, ya empezaba a trotar.

Tiempo después padecí de un tirón en el glúteo que derivó en otra fractura de cadera izquierda y de igual forma, poco después seguí corriendo. Mi pasión por seguir corriendo hizo que no decayera mi ánimo y como dicen por ahí: «echarle todas las ganas» para seguir con esta linda locura de correr.

Mi primer maratón lo corrí en 1996 y a lo largo de estos años, he participado en 27 maratones, varios internacionales (Chicago, Boston, Berlín, Barcelona, San Francisco, Vancouver, entre otros) pero todos, desde el primero hasta el último, los he disfrutado al máximo.

Puedo decir que correr transformó mi vida, mi destino, me ha dado las mejores experiencias, ha forjado mi carácter, mi salud física y mental, en fin, mi persona. He tenido innumerables satisfacciones y experiencias y aun cuando lo hago por hobby he logrado subirme al podium varias veces a lo largo de estos años sin proponérmelo, ni invertirle tanto tiempo, simplemente haciendo lo que me gusta.

Hace poco más de un año (15 meses) tuve un accidente que derivó en fractura de cráneo (occipital), esguince de cervicales, hemorragia y fisura de órbita, literalmente sobreviví pero Dios me hizo el milagro de permanecer, incluso así lo dijeron los neurólogos que era un milagro.

Durante mi convalecencia creí que mi vida de corredora había terminado y aún así agradecía a Dios por haberme permitido vivir; después de varias semanas empecé a caminar, trotar y por supuesto, a correr y aquí sigo haciéndolo, incluso maratón.

Con seguridad les puedo decir que los límites los pone uno y correr ha fortalecido mucho mi cuerpo y mi mente, ha cambiado totalmente mi actitud hacia la vida, me ha enseñado a vencer obstáculos, he superado pruebas muy difíciles en todos los aspectos de mi vida, es una disciplina, un estilo de vida. Y como decía la Madre Teresa de Calcuta: «Si no puedes correr, trota, si no puedes trotar, camina; si no puedes caminar ayúdate de un bastón pero nunca te detengas»
#SoyCorredora

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