Hoy quiero felicitar a la gran mujer que soy, que se levantó del hueco de donde sus más de 80 kg la habían llevado, que pese a todas las adversidades manifestadas en forma de burlas y humillaciones, las cuales tomó como ingredientes de una receta y las convirtió en valor y fortaleza, tal como cuando un capullo brota después del invierno para abrir paso a la primavera, a esa gran luchadora que este 2014 por primera vez cruzó la meta de esos 42.195 km.
42.195 km que me enseñaron que poseo más fuerza de la que creía tener, que no hay límites ante la voluntad, que soy capaz de lograr lo que me propongo pero que sobre todo, que 42.195km me enseñaron a jamás despreciar un dulce.
Hanna G.