Hermana sol:
Te escribo esta carta porque me es más fácil poder plasmar en papel todo lo que a veces mis palabras no alcanzan a expresar. El pasado fin de semana, cuando cruzaste la meta emocionada y con los ojos llenos de lágrimas, ¡me regalaste uno de los momentos más increíbles en mucho tiempo!
Cada carrera es especial a su manera y cada una de las corredoras del equipo que cruza la meta y se cuelga la medalla, me llena de satisfacción y orgullo. Por eso quiero darte las gracias porque emprendimos esta aventura juntas pero a distancia; haber sido tu coach durante las pasadas ocho semanas vía correo, mensajes, WhatsApp, etc., fue una manera increíble de mantenernos unidas y conectadas.
Cuando llegaste a la meta fue como pasar una película por mi cabeza acordándome de cada escena vivida en los meses pasados cuando en el verano me dijiste que necesitabas tener un plan porque te hacía falta motivación y que querías un cambio. Tu regreso a las carreras después de varios años confirma cómo este maravilloso deporte es mucho más que poner un pie delante del otro; me ha encantado ver cómo fuiste de 1 km hasta 16 con disciplina y pasión. Me tocó ver cómo en el camino modificaste además tus hábitos alimenticios y como resultado del entrenamiento también viste kilos menos y lo mejor fue que finalmente decidiste dejar de fumar. ¡Bienvenida al círculo virtuoso hermana!
Cuando soñé en crear el equipo de I-M pensé en un espacio que fuera seguro para nosotras las mujeres donde pudiéramos compartir nuestra pasión y encontrar la mejor versión de nosotras mismas. Además de todo lo que ya compartimos ¡hoy las dos somos corredoras! ¡Que vengan muchos kilómetros más!
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