Una corredora tiene el umbral de dolor alto, digamos, que está preparada mentalmente para controlar el dolor y no necesitar de analgésicos ni antiinflamatorios para prevenirlo durante una carrera.
El ibuprofeno o la aspirina, son los más utilizados para curar una leve lesión y su uso es temporal, no permanente. Sin embargo, no están recomendados para prevenir el dolor ni para aliviar la sensación de agotamiento que produce un entrenamiento intenso.
Las razones para tener precauciones en su consumo son las siguientes:
1. Úlceras. Se reduce la producción de prostaglandinas, las cuales juegan un papel muy importante en el buen funcionamiento de aparato digestivo. El abuso de estos analgésicos podría acelerar el desarrollo de úlceras.
2. Daño a los riñones. Al reducirse la producción de las prostaglandinas, el flujo sanguíneo que va a los riñones también lo hace y si es constante, es más probable desarollar un problema renal.
3. Daño a los cartílagos. El abuso de estas sustancias, en especial, el ibuprofeno, aceleración el proceso de degeneración de los cartílagos.
4. Disminución del proceso de síntesis de la proteína después de hacer ejercicio. Esto quiere decir que tanto el ibuprofeno como el acetaminofén (Tylenol) en exceso, disminuyen la asimilación de la proteína en los músculos después de correr, lo cual es vital para una buena recuperación.
Así que ya lo sabes, correr es una disciplina que te prepara para el dolor, pero si éste es muy intenso, deténte y acude con un especialista, no te automediques.