Siempre fui muy deportista de pequeña: natación, tae kwon do, karate, futbol soccer pero en cuanto comencé la Universidad perdí el hábito. Poco a poco me fui llenando de malas rutinas: dormir poco, comer mal, nada de ejercicio o muy eventual. Esto fue empeorando en cuanto comencé a trabajar, nunca había tiempo para nada.
Pasaron casi diez años desde que solía ser una deportista activa. Me casé y decidimos ser papás. Finalmente mi mal estilo de vida me pasó factura, a los tres meses de embarazo perdimos a nuestro primer bebé sin ninguna causa aparente. Este fue el primer trago amargo, después vendría otro más. Gracias a la vida nos logramos embarazar a los pocos meses y viví la hermosa etapa de ser mamá con algunos altibajos: sobrepeso, retención de líquidos, infecciones en vías urinarias. Di a luz a un precioso bebé sano y hermoso. Yo no corrí con la misma suerte, no lograba quitarme los kilos de más y mi estilo de vida seguía sin ser el más sano.
El fin de semana que mi bebé cumplía 6 meses, llegué de urgencia al hospital con un dolor insoportable, a las pocas horas estaba en el quirófano. Yo inconsciente, le pidieron autorización a mi esposo para practicarme una cirugía abierta porque tenía piedras en el riñón, una de ellas se había ido a una vía urinaria y cuando intentaron sacarla me desgarró la vía.
Desperté con una cicatriz enorme en mi costado derecho, con mi familia preocupada, y convencida que esta era una segunda oportunidad para mí.
Comencé a hacer ejercicio, a tomar más agua y mejorar mi alimentación. Me inscribí a un gimnasio y cuando me sentí un poco más fuerte me integré, en junio de 2014, al grupo que entrena para el Querétaro Maratón. No conocía a nadie pero había algo en el ambiente de ellos, en el entrenador y en el correr (en ese tiempo caminar/trotar) que me fue enganchando. Comencé a correr jueves y sábado con ellos y el resto de días hacía mi tarea sola.
De pronto me sentí más fuerte, comencé a perder peso casi sin darme cuenta, me sentía con más energía y feliz. Con trabajo de tiempo completo y un bebé pequeño, el tiempo que estaba dedicando a correr era mi regalo así que daba el 200% en cada entrenamiento.
Comencé a necesitar mi ejercicio y no faltaba a los entrenamientos por nada del mundo, mi esposo me apoyó muchísimo y se volvió mi cómplice. Salíamos a caminar con el bebé y nuestros perros mientras yo corría mi media hora de tarea. Él también comenzó a sentirse mejor físicamente. En alguna ocasión llegué muy tarde del trabajo pero necesitaba mi entrenamiento, así que él se fue atrás de mí en el carro, con el bebé dormido, mientras yo corría.
Mi grupo de 5k del Querétaro Maratón junto con nuestro Coach fueron mis otros cómplices, con ellos descubrí que el correr es realmente un deporte en equipo. Junto con ellos comencé a mejorar considerablemente mis tiempos, me motivaban a seguir y me retaban. Se volvieron como una segunda familia que estaba en las buenas y en las malas. Logramos nuestra meta del Queretaro Maratón pero aún seguimos siendo amigos y corremos juntos. Nuestro Coach fue el pegamento de este grupo tan heterogéneo, logró sacar lo mejor de nosotros, nos enseñó a correr con el corazón, nos regresó a lo básico: él no corre con música, ni con el último modelo de tenis, ni con el outfit de la temporada. Nos recordó lo básico, terrenal e inherente a nosotros que es el correr, a trabajar la fuerza, resistencia, flexibilidad pero sobre todo la mente.
Mi último cómplice es mi papá, mi ídolo de toda la vida. Él siempre ha hecho ejercicio pero nunca se había inscrito a una carrera, ahora es mi compañero constante, ya lo contagié. Es un orgullo ver cómo siempre está en el top ten de su categoría, cómo va corriendo cada vez más kilómetros y cómo lo comparte con sus amigos. Despertar y correr temprano los dos, platicar y hablar el mismo idioma. Algo que me ha regalado el running y disfruto enormemente.
Ahora a sólo siete meses de comenzar a correr, de muchas medallas, dos pódium (primero 3k y segundo lugar 5k), muchos amigos y cómplices, puedo decir qué #MiHeroínaSoyYo porque me atreví a retarme a mí misma, a demostrarme que puedo ser mamá, hija, esposa, profesionista y también corredora. Que puedo verme al espejo y estar feliz con su reflejo, reconocerme como una mujer de retos, segura, triunfadora, inspiradora.
#MiHeroínaSoyYo porque he logrado influir en los que me rodean e inspirar a algunos a mejorar su estilo de vida. Hoy me la creo y sé que si me propongo algo lo voy a cumplir.
Éste año voy por mi primer Medio Maratón y sé que lo haré con el corazón.
Karina Paz