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Escribo esto justo cuando estoy de vacaciones, unas que deseaba desde hace un rato con locura. Ser mamá es una gran tarea, ser mamá workaholic implica un esfuerzo extra pero si además eres mamá runner, la cosa se pone intensa.

Sin embargo, les soy sincera y aunque suene a cliché de lo más cursi, estos días jugando a la casita han sido muy restauradores. No quiero seguir en ese papel por siempre, no me sale…pero a veces necesito recuperar energía como ahora.

Muchos de ustedes lo saben, devoro los libros, me encantan. Llego a leer hasta 3 al mismo tiempo, intercalo las lecturas y siempre leo el final y si ahí me atrapan, me sigo con el principio. Si, soy muy rara para eso, todos me critican, pero así me gusta y les entiendo. Les comento esto porque cuando decidí ser mamá, el mundo se me vino encima (y no por mal plan) sino por lo que implicaba para mi vida de workaholic y deportista, y como a muchas, mi vida se llenó de dudas.

Lo primero que tuve claro fue que le daría a mi hija una mamá feliz para que disfrutara con ella de la vida y como no sabía por dónde empezar, busqué libros y por un tiempo fui con la psicóloga para entender bien el papel que desempeñaría. Después de muchas recomendaciones, encontré el primero que apliqué durante mi embarazo, Magical Beginnings Enchanted Lives de Deepak Chopra, 317 páginas que leí y reeleí infinidad de veces y decidí complementarlo con Yoga Prenatal en mi casa con videos de Rainbeau Mars, con toda la intención de crear una buena comunicación con mi hija desde antes de que naciera. ¿Que si corrí? Obvio, hasta los 5 meses y hasta hice la carrera Splenda con una mega panzota, siempre con autorización de mi doc que siempre apoyó mi afición a las carreras, después un desajuste hormonal me lo impidió y me dediqué al yoga y a la elíptica hasta un día antes de que naciera. Desde entonces, la llamé BBRunner porque entendí que jamás estaría sola ni en la vida ni en las carreras.

El embarazo fue lo más sencillo, lo más complicado fue haberme ido a trabajar sin ella. A los 45 días volví al gimnasio y fue mi primer ensayo para separarme de ella. Hasta que 3 meses después, cuando estaba a punto de volver al trabajo después de mi incapacidad, mi esposo me regaló el libro What Happy Working Mothers Know de Cathy Greenberg. Con él aprendí a darle tiempo de calidad a mi hija pero sobre todo, a ser una mamá feliz que aunque conviviéramos pocos minutos al día, ella sabría que para mi es lo más importante. Hasta ahora también mi intención ha sido demostrarle que hacer lo que a uno le gusta, es lo más sano emocionalmente y se puede compartir.

Sin embargo, la parte de mamá runner no ha recuperado el ritmo como yo quisiera pero hago el mejor esfuerzo para mantenerme «a raya» con mis entrenamientos. Todos los días despierto a las 5:50 para irme a entrenar, aunque les confieso que hay días en que prefiero seguir dormida, el cansancio me agota si mis días acaban a las 12 am. Pero ya han llegado dos grandes libros a mi vida, RunnerMom On The Go de Vicky Left que seguramente será de mucha ayuda para una persona que como yo, dispone de poco tiempo al día pero que quiere seguir entrenando, y Complete Book of Women’s Running de Runner’s World que ya casi termino y que me ha ayudado a entender las necesidades de las mujeres corredoras.

Ser mamá runner ha sido una gran carrera que apenas voy aprendiendo. Lo más importante es llevar a BBRunner a las carreras y enseñarle que este estilo de vida es el mejor. Si decide ser corredora, bien, pero si no, me conformo con que no se quede pegada al sillón comiendo como desesperada y haga el deporte que quiera.

¡¡¡Ya les contaré en las siguientes entregas de ser mamá runner!!!

*Publicado el 9 de junio de 2011