En todo este tiempo has aprendido cosas nuevas y seguro adoptaste nuevos hábitos de entrenamiento que igual quieres que se queden para siempre.
- Prémiate. Darte un gusto por haber entrenado aún cuando no tenías ganas es importante. No creas que se trata de comida sino de cosas tan simples como dedicar 15 min a escuchar un podcast, bailar, hacer stories en Instagram o simplemente disfrutar de tu desayuno de forma consciente harán que tu cerebro asocie ese tipo de ejercicio con una sensación placentera. Y los días que no puedas darte ese premio, no importa, tu mente ya lo registró y aprenderá a motivarse a sí misma.
- Disfruta el proceso. Sabemos que eres corredora y que la rapidez puede ser algo muy tuyo, pero esta vez debes enfocarte en el esfuerzo no en el ritmo. El cuerpo está entrenando de forma diferente y necesita adaptarse. Lo que sí puedes hacer es hacer un PR cada día, es decir, una abdominal más, una plancha más, un salto más, un minuto más. Disfruta tus nuevos hábitos.
- Solo 3 semanas. Planea objetivos cada 3 semanas para que sean más fáciles de cumplir. No hagas más de tres, elígelos con calma. Ponle emoción cada día. Por ejemplo, arma el playlist que vas a escuchar mientras entrenas. Si sigues una clase en vivo, vístete con colores que te den alegría o ponte esa ropa que tanto te gusta. Al tercer día estarás muy emocionada.
- Visualiza tu futuro «yo». ¿Te acuerdas cuando empezaste a correr y que probablemente te dolía todo? Y ve ahora, ¡nada te detiene! Esto mismo lo puedes aplicar ahora. Si antes no entrenabas fuerza, quédatelo, nunca te vas a arrepentir de haberlo hecho. Todo lo nuevo que hayas aprendido en esta época, trabájalo como lo hiciste con la carrera. Visualízate más fuerte, rompiendo metas.