¿Quieres saber cómo puedes utilizar el entrenamiento mental para alcanzar tus objetivos de salud, estado físico y deportes y correr más rápido, más fácil y obtener los resultados que deseas? Entonces, quizá el entrenamiento mental es uno de los aspectos que debes empezar a considerar como parte integral de tu entrenamiento.
La diferencia entre los atletas que percibimos como excelentes y los muy buenos radica más que en un desarrollo de las habilidades físicas, en la capacidad de desarrollar la fortaleza mental para poder soportar lo que viene con el entrenamiento físico, el salir de la zona de confort y el creer en uno mismo.
Aquí te dejo 10 consejos de entrenamiento mental que pueden ayudarte a mejorar tu motivación y construir una nueva confianza y grandes avances en tu condición física, tu entrenamiento y en tu vida.
1. Imágenes positivas. Cuando estés haciendo ejercicio, usa imágenes mentales positivas durante tu entrenamiento para crear sensaciones de velocidad y potencia, por ejemplo, si estás caminando o corriendo y llegas a una colina inesperada, visualiza un imán que te lleva sin esfuerzo a la parte superior. Utiliza la visualización antes, durante y después de tu entrenamiento para generar confianza y motivación.
2. Palabras de poder. Haz auto declaraciones continuamente. El pensamiento negativo es común, todos tenemos un crítico interno. Toma conciencia de estos pensamientos desde el principio. No luches con ellos, simplemente reconoce su presencia y luego sustitúyelos con palabras de poder positivo. Por ejemplo, cuando estás pensando: «Esto duele demasiado, quiero parar y dejar de sentir que me muero»; repítete a ti misma: «Este sentimiento está relacionado con estar más saludable y hacer mi mejor esfuerzo. Si me duele es porque estoy saliendo de mi zona de confort y eso me va a ayudar a lograr mi meta”.
3. Enfoque presente. Practica estar en el momento presente, recuérdate a ti misma permanecer en el aquí y ahora. En lugar de repetir los errores del pasado o preocuparte por el futuro, deja que los sucesos pasados y futuros se desvanezcan en un segundo plano. Sigue directo, aquí mismo, ahora mismo; un paso a la vez.
4. Saca ventaja. Usa todo lo que pase en tu entrenamiento para tu ventaja. Por ejemplo, si otra persona te pasa, métete detrás de ella y deja que esa persona te marque el paso, quizá eso te ayude a tener un «segundo aire» que te lleve a una nueva marca personal.
Cuando estuve entrenando para el maratón donde por primera vez bajé de las 2 horas 45 minutos (que era una barrera mental para mi en aquel entonces) recuerdo que cada cosa que pasaba en el entrenamiento la usaba como ventaja. Si había viento pensaba “esto me hará mas fuerte y así, si hay viento el día de la carrera, ya sabré que puedo superarlo”. Si me dolía el estómago pensaba: “el día del maratón me puede doler también y así sabré que puedo correr con esto (ojo, no era dolor de enfermedad, si es así no es bueno correr),. Si tenía miedo de no poder seguir manteniendo el ritmo, me repetía: “un paso a la vez, mi mente es más fuerte que mi cuerpo” y eso me ayudó cuando me pasó durante la carrera.
5. Metas para cada día. Concéntrate en tu objetivo inmediato. Divide tus objetivos de entrenamiento en piezas pequeñas y manejables y comienza a enfocarte solo en la primera parte, no en todo el entrenamiento. Por ejemplo, dite a ti misma: “solo este 400, me voy a enfocar en esta vuelta solamente y cuando llegue a la siguiente me enfocaré en la siguiente”.
6. Control corporal. Presta mucha atención a tu nivel de tensión y forma de entrenamiento. Realiza un escaneo corporal mientras haces ejercicio y relaja tus músculos tensos con frecuencia. Pregúntate: «¿Están relajados mis hombros y mi cuello? ¿cómo se siente este ritmo?, ¿cuánta energía queda en mis piernas?.
7. Dolor como esfuerzo. Si tienes un «buen dolor», el dolor del esfuerzo, que no está dañando seriamente tu cuerpo, simplemente cambia la atención a tu respiración o cadencia de movimiento y deja que la incomodidad se desvanezca en el fondo. También lo puedes usar como retroalimentación. Regístralo no como dolor sino como nivel de esfuerzo. Piensa: «Ahora sé exactamente lo duro que estoy trabajando. Sé cómo se siente este ritmo. Mi cuerpo está haciendo lo que debería estar haciendo».
8. Separarse del resultado. Observa solo lo que necesitas hacer en este momento (por ejemplo, tu ritmo, tu respiración, tu concentración); al final, tu tiempo, lugar o puntaje final se resolverá solo. Sé consciente de las distracciones. Saca los pensamientos no deseados con tu próxima exhalación y vuelve a enfocar tu atención instantáneamente en lo que es importante ahora mismo, en este momento.
9. Celebración. Disfruta y aprecia tu estado físico y tu fuerza. Cuando hagas ejercicio, relájate y deja que tu cuerpo haga lo que le enseñaste a hacer. Recuerda que tus objetivos son realistas. Solo necesitas es confiar en que podrás desempeñarte como lo deseas.
Gracias por leerme. Espero que esto les ayude y que empiecen a poner tanta atención a su entrenamiento mental como lo hacemos con el fisico.
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¡Hasta la próxima!