“Uno propone y Dios dispone” ¿les parece conocida esta frase? Pues bueno, estas cuestiones pasan cuando la noche anterior a iniciar tu semana preparas todas tus cosas para salir a correr, dejas la cafetera lista para no perder tiempo al regreso y ponerte a trabajar, ya que ha sido un fin de semana productivo y muchas ideas llegan a tu cabeza.
¡Café listo! Estiras un poco los dedos para sentarte y darle vuelo al teclado, un trago de café para el cerebro y…suena el teléfono: “señora, su hijo tiene un poco de temperatura, necesitamos que pase por él al colegio” ¡PUM¡ Todo lo planeado y preparado lo tienes que hacer a un lado y reprogramar tu día.
¿Se sintieron identificadas? Esto nos puede pasar cualquier día de la semana, inclusive en el momento donde te sientes más motivada para entrenar, trabajar y hasta descansar de unos días llenos de familia, vueltas, gritos, juegos, comidas, etc. Algo que debemos hacer como mujeres y mamás es reinventarnos, reencontrarnos y ser las mejores planeando, pero mejor aún, reacomodando.
Creo que esto puede ser muy similar a un entrenamiento, a mí, de momento y después de un gran resultado, me dio una gripa que no me ha dejado entrenar y mi cuerpo entra un poco en pánico de solo pensar que no estoy llevando al pie de la letra el entrenamiento para el Maratón de París. Mi cabeza se empieza a llenar de telarañas y fantasmas pero al mismo tiempo, mi parte equilibrada y calmada me pide que esté con calma, que lleve un día a la vez y no me adelante.
Si lo ponemos en perspectiva, así puede ser una carrera, un kilómetro a la vez, el kilómetro 3, 15 ó 26 puede ser fatal porque se te atravesó una persona, porque no pudiste hidratarte como debías, una y mil situaciones que nos pueden pasar sin planearlo y que si nos adelantamos y pensamos de manera negativa, podemos estropear esa carrera tan esperada, a la que le dedicaste varias horas de entrenamiento y tirar todo por la borda. ¿Pero qué pasa si en lugar de eso nos vamos un kilómetro a la vez? Debemos intentarlo, los resultados nos pueden sorprender de manera positiva y convertir algo que aparentemente era malo en positivo. La vida depende mucho de cómo la veas y está en nosotras hacerla muy llevadera.
Día 2… Empiezo a desayunar y revisando los pendientes del día y de repente, vuelve a sonar el teléfono de un número desconocido pero familiar, así es, de nuevo de la escuela solicitando que pasara por mi hijo pues volvía a presentar fiebre. Yo no entendía bien lo que estaba pasando pues el día anterior que lo tuve en casa estuvo perfecto, inclusive lo sentí como si estuviera disfrutando de sus vacaciones. Y así se puede repetir en cualquier otro kilómetro, ese malestar, esas ampollas, ese pensamiento que nos traiciona donde debemos trabajar con nuestro cerebro para saber contrarrestar las cosas negativas con positivas y aprender a ser flexibles y aceptar sin caer en el drama. Y bien, esa ampolla no la podemos desaparecer, pero la cabeza es muy poderosa y sí podemos distraer ese dolor con pensamientos alentadores y enfocarnos en nuestra meta.
Sea cual sea tu objetivo: 5k, 10k, 21k, 42k o un ultra, el papel que juegan tus pensamientos es clave, los entrenamientos son la única manera de ir descubriendo cómo reaccionas ante las adversidades, no solo te fijes en la parte física, también haz un análisis de tus emociones porque lo que vivirás en esa prueba tan esperada sería ilógico adelantarlo con sensaciones negativas y resultados inventados por ti misma.
¡A disfrutar cada prueba impuesta en nuestro camino!
Jimena Ruiz