Llevo semanas con esta frase en la cabeza y desde el día que la escuché en el bautizo de la hija de una amiga muy querida, no ha dejado de hacer ruido en mi cabeza. A muchos podrá no hacerle ningún significado, pero en mí, marcó una gran diferencia.

Esta frase me ha recordado día a día la importancia de tener un sueño y luchar por él, de tener muy clara la meta a la cual queremos llegar, esa carrera que queremos superar, ese tiempo que deseamos bajar ¡y no hemos podido durante años! Porque como bien sabemos, ¡podemos estancarnos en un mismo tiempo por meses o incluso años!

Para mi primer medio maratón que fue en el 2012 yo tenía muy claro mi tiempo, 1 hora 50 minutos; me quedé a un minuto de conseguirla, en ese momento no me causo ningún conflicto, de hecho, estaba completamente feliz del logro que obtuve, pero pensé que en mi siguiente evento sería realmente fácil lograr mi objetivo, no fue así.

Tuvieron que pasar 4 años para obtenerlo, un divorcio, muchos cambios, entrenamientos irregulares, cambio de prioridades, pero lo más importante: ¡revalorizarme! Con el día a día, nos vamos olvidando de nosotras mismas y dejándonos de lado: los hijos, el trabajo, las tareas…y ponemos un pretexto y otro hasta que nos olvidamos de ese pequeño sueño, pero al mismo tiempo tan importante.

En septiembre del 2016 logré ese tan esperado tiempo, pero no me cayó el veinte hasta 5 meses después que lo volví a lograr en un evento que ni siquiera tenía pensado conseguirlo. Pero algo he estado haciendo diferente, he creído en mí, he confirmado que puedo cumplir con mis objetivos siempre y cuando me lo proponga, creer en mí y hacer a un lado todos aquellos fantasmas que nos vamos creando y permitiendo que las demás personas depositen en nosotros.

Ayer, le cerré las puertas a todo aquello que no me servía y me decidí a creer en MI, a hacerlo por mí, lo disfruté como nunca y permití que todo aquel dolor que sentí al acelerar mi paso me recordara todo el esfuerzo que estuve haciendo meses atrás, al cruzar la meta no pensé en nadie más, más que en mi y con eso, me di cuenta de todo aquello que tengo para ofrecer, crecer y compartir.

¿Qué aprendí con estos 5 años? Que sólo depende mí realizar todos y cada uno de mis sueños con los que me he despertado tantas y tantas veces por la mañana. No quiere decir que con esto he podido avanzar sola, no, grandes personas que están a mi lado me han dicho las cosas que puedo lograr, me han dado un gran apoyo y creen ciegamente en mí, pero eso solo funciona siempre y cuando TU creas en ti.

Jimena Ruiz

Colaboradora de @soycorredora