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Hace tres años empecé a notar que varios de mis amigos hablaban de entrenamientos y carreras y en agosto del 2014, poco antes de cumplir 34 años, me decidí a entrenar.

En ese momento lo único que buscaba era hacer un poco de ejercicio, sobre todo por salud ya que mis papás son diabéticos.

En mi mente estaba como primera meta participar en una 5K y poco a poco, comencé con esas distancias. No fue fácil porque después de años sin hacer ejercicio mis rodillas estaban atrofiadas y sufría en los entrenamientos pero nunca pensé en rendirme.

Cada vez me sentía mejor y fueron creciendo esas ganas por hacer conseguir más logros. Dicen que debes de ir en aumento pero no se presentó la oportunidad de correr una 10K, sólo en entrenamientos distancias largas como 12 kilómetros y fue en mayo de este año, a tan solo meses de haber comenzado, que fui por mi primer 15K.

Yo creo que nadie quiere ser el último en una carrera, pero en esos momentos me di cuenta de que para mí lo importante era terminar y cumplir con mi meta personal porque nunca sabes hasta dónde puedes llegar si no lo intentas.

Durante todo este proceso, mi esposo, Cristhian Cisneros, estuvo conmigo y es un gran apoyo porque cuando yo no quería ir a entrenar, él me decía: «¡Vamos!» y viceversa, así fue como los dos nos motivamos.

Sin embargo, el reto más grande era hacer el 21K Coahuila, el cual tuve la oportunidad de cubrir como reportera, después apoyaba en las calles dando hidratación y ahora, ¿pensar en correrla? ¡era algo inimaginable!.

El 14 de junio llegó y comenzó esta satisfacción de ir pasando cada kilómetro, que sin conocer, a las personas te mostraban ese apoyo que fue como inyecciones de adrenalina.

En una de las pendientes más pronunciadas del recorrido, cuando piensas: ¿qué hago aquí? ¡Ahí estaban mis papás! Esperándome para decirme: ¡TU PUEDES! y luego de darles un beso seguí cada kilómetro.

Cuando faltaban menos de 100 metros para la meta sentía que no podría llegar trotando, pero de pronto, mi esposo se me unió y diciéndome frases como: “eres una campeona”, “eres grande”, “recuerda que el cielo es el límite”, “estoy orgulloso de ti” se me olvidaron esos metros restantes y cuando menos lo pensé ¡estaba cruzando la meta de mi primer 21K!.

¿Mi tiempo? no me da pena decirlo, fue 3 horas con 15 minutos porque “NO FUI POR UN TIEMPO, FUI POR UN LOGRO”

Marcela De la Cruz Ramos. Saltillo, Coahuila, Junio 2015, Primer 21k