«No me rendí, hazlo posible» Es increíble como una aparentemente simple coma y un espacio en blanco pueden marcar una gran diferencia, no digo que sea fácil, pero imposible tampoco en un maratón.
Hace unos días, alguien a quien estimo, me preguntó qué era lo más difícil para mi en un maratón y sin duda, es evitar no emocionarme, evitar no llorar de alegría por lo que en ese momento estoy viviendo en el maratón. ¿Y cómo evitar el no hacerlo si en el camino encuentro tanta solidaridad, encuentro a gente totalmente desconocida, que se atrevió a salir a las calles, a alentarnos a nosotros los corredores? ¿Cómo no evitar emocionarme, si un par de niños, chocan sus pequeñas manos con la mías y me dicen : «¡Vas a ganar!?» Ver que si un runner se acalambra hay otro que deja de correr por ayudarlo a continuar. ¿Cómo no emocionarme si en el camino del maratón me encuentro con una mujer literalmente corriendo en silla de ruedas, teniendo una fe infinita en si misma de que al igual que los demás, lo va a llegar a lograr?
¿La ruta de Lima 42k es fuerte? Sí lo es, pero son más fuertes tus ganas de continuar, de persistir, de sentirte orgulloso de que la pudiste terminar, es mi segunda maratón, y me fue muchísimo mejor que la primera vez, sigo siendo tortuguita, pero un poco menos a lo que era hace un año atrás. Desde hace tiempo dejé de preocuparme en el tiempo que hacía al correr y este año llegué casi 30 minutos antes de lo que lo hice el año anterior, ¿que hay aún mucho por mejorar? Lo sé, pero más que mejorar mi marca, es disfrutar el camino, la alegría de tener vida y dos piernas para poder correr.
Valió la pena el esfuerzo, valió la pena el entrenamiento de madrugada, valió la pena todo lo que hice hasta ese momento. Mientras corría pasaban mil pensamientos por mi cabeza, «¡42k nuevamente!», «Tu mente es más fuerte que tu cuerpo Gloria, vas a llegar, lo vas a lograr, donde no lleguen tus fuerzas, será el corazón el que te hará llegar», eran frases que me repetía a mi misma en todo el camino, sentía cómo el viento rozaba mis mejillas cuando pasaba por malecones, así llena de fuerza,¡llena de vida! Solo había hecho hasta 27k en mis entrenamientos y pienso que fue lo mejor. Crucé el maratón enterita, no como el año pasado que entrené hasta 33 y el día del maratón llegué con las rodillas destrozadas.
«¡Ya faltan 4k!, ¡Solo faltan 4k!», me gritaba una gran amiga desde la vereda cuando ya estaba por el Golf. Solo 4k para alcanzar la gloria, solo 4k para llegar hasta el final, ya no eran 4, ahora faltaban 3… ¡Solo faltaban 2!, Cuando llegué a la altura de Tottus, mi corazón estaba a mil por hora, mi hijo me estaba esperando a un lado de la pista y me gritó: «¡Lo lograste mamá!¡ Lo lograste¡, ¡una vez más lo lograste!» Lo agarré de la mano, ya no para apoyarme por el dolor como el año pasado, sino porque quería llegar a la meta agarrada de su mano, ¡con los brazos arriba! ¡Como unos triunfadores! .
«¡El chico no puede pasar señora!», me dijeron los organizadores. «Es mi hijo», le contesté. «Déjalo, es su hijo, quiere llegar a la meta con él», le dijo su compañero, y fue así que Sebas y yo llegamos hasta el final.
«Lucha siempre por lo que quieres hijo, que lo mejor está cuando te atreves a enfrentar tus más grandes dificultades», le dije a Sebastián mientras corríamos hacia la meta
«Lo sé mamá, lo sé», me decía mientras nos abrazábamos muy fuerte, el no quería que corriera el maratón, él sabía cómo terminé el año pasado y tenía miedo a que me pasara lo mismo, pero así soy yo de terca, yo no iba a dejar de hacerlo por nada del mundo, tenía una fe infinita en mi, en los entrenamientos que hasta ese momento había tenido, y sobre todo, en mi infinita fe en Dios.
¿Aún no corres? ¿Qué esperas para empezar a hacerlo? No te imaginas todo lo que puedes aprender al empezar a correr, a mi me enseñó a ser disciplinada, a sacar tiempo de donde no lo hubiera para entrenar, y sobre todas las cosas, a tener una fe infinita en mi misma.
Si ya corres, ¡felicidades! Excelente decisión, sabes muy bien que correr es un sentimiento, correr es una gran pasión.
¿Dejaste de correr por tener mil obligaciones adicionales por hacer? ¡Regresa! Sí… ¡Regresa! No existe falta de tiempo, atrévete a volver a sentir esa maravillosa sensación que te produce el hecho de correr.
Aún en modo descanso y recuperación post maratón, aún pensando e imaginando todo lo vivido, agradezco infinitamente a las personas que me escribieron y me escriben. El único fin que tengo al compartir esto es llegar a las personas con un mensaje de motivación, de esperanza, que el solo hecho de leerlo te arranque una alegría y porqué no, te acompañe un momento de paz.
¡Abrazos a todos! Recuerden que el mejor momento de su vida es aquí y ahora.
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Gloria Delzo