Las lesiones no traumáticas más frecuentes entre corredores de distancias largas son las tendinitis (rotuliana y de Aquiles), periostitis y la fascitis plantar, que por lo regular se vuelven crónicas y que son originadas por sobrecargas, en ocasiones funcionales, a las que se somete el organismo humano en el proceso del entrenamiento. Se consideran lesiones por sobreuso o abuso.

La mayoría de las veces pasan el estado agudo con mínima sintomatología. El dolor regional e intenso es por la mañana, al iniciar la fase de apoyo y como al principio el dolor es tolerable, se suele hacer poco o ningún caso a este, ya que con unos pasos o movimientos de flexibilidad el dolor cede y rara vez se presenta durante el ejercicio.

Con el paso de los días el dolor se va incrementado, tarda más en aliviarse, si no se atiende sigue progresando, luego es constante durante el día, aunque no se elimina. Es de baja intensidad y permite realizar el trabajo con molestias, hasta que llega el momento que impide realizar la carrera, por lo que se opta por no hacer entrenamiento por algunos días y así la molestia tiende a reducirse, pero se vuelve a presentar en cuanto se reinicia la actividad. Esto da como resultado un círculo vicioso, dolor-reposo-dolor, hasta que resulta ser prácticamente incapacitante.

En la mayoría de los casos es cuando se acude con el médico, con un problema crónico que requiere tratamiento específico y que es muy resistente a la fisioterapia convencional.
El tratamiento ideal para estas lesiones crónicas es con ondas de choque. Es un procedimiento conservador, no invasivo que facilita una alternativa real a la cirugía de diversos padecimientos del sistema locomotor. No existe otra técnica de tratamiento conservador que haya sido objeto de tantos trabajos de investigación científica en los últimos años.
Las ondas de choque son impulsos acústicos que se caracterizan por amplitudes de presión positivas elevadas. Pueden trasmitir brevemente energía, desde su lugar de origen a zonas alejadas, por ejemplo a tejidos profundos.

El efecto inmediato es incrementar el riego sanguíneo local, producir un proceso inflamatorio agudo y facilitar la eliminación del dolor y la inflamación crónica. Las primeras descargas pueden producir dolor, desde luego no incapacitante, que se alivia rápidamente.

Este tratamiento no facilita la curación inmediata, es a mediano y largo plazo que se logra el efecto terapéutico, posterior a tres o más sesiones. Es importante señalar que el éxito del tratamiento con ondas de choque, depende de la dosis aplicada, de la frecuencia de los impulsos y de los intervalos entre las sesiones, idealmente en forma semanal.
Cuando se aplica esta técnica terapéutica es necesario no utilizar medicamentos antiinflamatorios para lograr un buen resultado.

Si padeces una lesión crónica, acude a Cevafin.

Dr. Roberto Rodríguez Nava.
Especialista en medicina del deporte y actividad física en CEVAFIN

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