Mucha gente dice que correr no tiene mucha ciencia: que solo es dar un paso tras otro a una velocidad alta, pero hoy demostraremos en que correr va más allá de la actividad física. Lo crean o no, correr tiene un impacto positivo en nuestro cerebro.

En los últimos años, la tecnología y el correr han hecho una mancuerna perfecta. Entre más avanza la tecnología, algo tan simple como correr se ha revolucionado y ha hecho que los atletas de alto rendimiento y los amateurs logren más rápido y eficientemente sus metas, ya que es más amplia la información científica que nosotros poseemos y podemos usar a nuestro beneficio.

Investigadores de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, han comprobado mediante imágenes de resonancia magnética que los cerebros de los corredores de carreras de resistencia tienen mayor conectividad funcional que los cerebros de los individuos más sedentarios. Éstos investigadores compararon adultos jóvenes corredores contra otros que no realizaban actividad física de manera regular. El resultado que mostraron fue sorprendente, arrojó que los corredores mostraron mayor conectividad funcional (o conexiones entre distintas regiones del cerebro) en varias áreas del cerebro, incluida la corteza frontal, que es importante para las funciones cognitivas como la planificación, la toma de decisiones y la capacidad de cambiar la atención entre tareas.

Gene Alexander, investigador de la Universidad de Arizona, comenta que los resultados indican que correr es más cognitivamente demandante de lo que se asume normalmente. “Requiere de habilidades de navegación complejas, además de la habilidad de planear, monitorear y responder al ambiente

También, está comprobado científicamente que la sensación de estar de buen humor y con mucha energía es gracias a que nuestro cerebro libera dos sustancias para contrarrestar el estrés al que nos sometemos cuando hacemos ejercicio. Éstas dos sustancias son: la primera es una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro, conocida como BDNF en inglés, que protege y repara nuestras neuronas. Y la segunda son las famosas endorfinas: neurotransmisiones que utiliza nuestro cerebro para calmar el estrés y dolor físico creado por el ejercicio.

Ahora ya lo sabes, tu cerebro no solo está enfocado en lograr una meta sino también que le suceden cosas increíbles al correr.

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