Todas tenemos una historia de amor que contar; ésta es la mía y comienza hace 13 años cuando descubrí ésta hermosa sensación que lleva por nombre: CORRER.
Soy Corredora y dedico esta historia al amor más grande que tengo, el de mi padre y de quien tras haberlo conocido, me enamoré de él: El Maratón.
Inicié en el deporte cuando tenía 6 años, desde niña soñaba con ser bailarina de ballet y así fue; durante casi 9 años amé los “pliés”, los “degagés”, los “battements”, soñaba con actuar en grandes obras y participé como estelar en una mis favoritas: “El lago de los Cisnes”. Hoy agradezco a tan hermosa disciplina porque mis brazos en estado de gracia funcionan como un elemento artístico y me dan el equilibrio necesario para despegarme del suelo al correr; como bailarina aumenté el espacio entre cada una de mis vértebras que me llenan de estabilidad cuando corro, adquirí un porte particular y una postura adecuada, y en mis carreras amo mi “estilo de corredora”. Se dice que “la bailarina clásica se estira hacia el cielo” y “corriendo descubrí que se siente tocarlo”. Una bailarina se eleva con ligereza, el cuerpo se supera así mismo en cada obra; los estiramientos y la flexibilidad en la danza, la coordinación, la disciplina y concentración en cada postura han sido pieza clave para empezar a correr mis maratones.
Continué mi vida deportiva practicando basquetbol, participando en torneos nacionales, después me convertí en futbolista y seleccionada universitaria durante algunos años, la verdad eso de “meter goles” ¡era lo mío!; la rapidez y agilidad que necesita una “delantera” en el soccer fue justo lo que despertó mi interés por el atletismo y en la universidad el entrenador me invitó a participar en el equipo, fui atleta seleccionada y participé en varios campeonatos. En ese momento pensé que la adrenalina y expresividad de ser una buena velocista podría llenar mi historia deportiva.
Me gustaban tanto las competencias porque sabía que tenía todo para ganar, sólo encendía el motor y despegaba en cada carrera. Tras muchas carreras de 5k, 10k y 21k, fue entonces que empecé a correr maratones. La vida se parece a un maratón, o la maratón a la vida. El comienzo siempre es alegre e ilusionante, euforia y derroche de energía. Y cuando inicié en este gran momento de mi vida el primer objetivo era solamente cruzar la línea de meta. Solo aquella que lo ha logrado puede entender mis palabras. La maratón es un desafío que pone al límite la capacidad física y mental, sin embargo, tras cruzar la línea de meta, no importa lo rápido o lento que se haya sido, después de esto, todo será diferente ¡la magia comienza!.
Debuté en el “Querétaro Maratón” hace 3 años, en mis carreras siempre corro para disfrutar el momento y esta vez el gozo iba a ser más grande, soñaba despierta para que llegara ese gran día; los kilómetros de mi vida y cada centésimo de alegría que se comparte con la gente que está ahí para apoyarte en cada paso que das y estremecer cada una de tus células es algo incomparable y difícil de expresar, sólo sé que…¡me sentí grande! y crucé la meta para abrazar con llanto a mi familia. Al final sólo pensé: “espero el día en que volvamos a vernos maratón” y el siguiente no tardó en llegar: “XXXI Maratón de la Ciudad de México”, en ese soñaba con entrar a Ciudad Universitaria abrazada de mi bandera nacional, era como llevar a tu país abrazando tus hombros y si lo recuerdo, no puedo contener esa emoción que sólo el maratón te da ¡uff!. Con un tiempo chip de 3:45:47 me sentí consagrada en este maratón. Sin embargo hay momentos en los que la pasión por correr te lleva a lograr historias de amor mucho más grandes y la mía comenzaba a escribirse con el próximo objetivo: “correr el Maratón de Boston” , el más grande sueño que cualquier corredor o corredora desearía hacer en su vida ¡lo sé!. Necesitaba la calificación para correrlo y fui a “Bank of America Chicago Marathon” el año pasado (2013). Llevaba una gran inspiración para correr este maratón; mi padre, que meses antes le habían diagnosticado cáncer de garganta, así que emprendí el vuelo porque este maratón fue para él para devolverle kilómetros de vida, sabía que físicamente no iba a estar conmigo, tan sólo bastó su bendición y su fuerza espiritual para que no se despegara de mi en ninguna milla; recuerdo lo que mi padre me dijo antes de ir a este viaje: “Esta carrera, la vida misma es de GUERRERAS, no cualquiera puede lograrlo, pero tú eres una GUERRERA”.
El regreso de este gran viaje fue así, con un tiempo oficial de 3:28:31 y rumbo a Boston 2015. Soy una mujer feliz, satisfecha, orgullosa, y sobretodo agradecida con el creador para ofrecerle mi mayor regalo de “Guerrera a Guerrero”, de hija a padre quien hoy por hoy es mi amor incondicional.
Desde entonces, corro porque me gusta, porque lo disfruto al máximo, me hace sentir libre y dueña de mi propia vida. Y eso sí, nunca olvido mi “Filosofía 5050”: «Cuando tus piernas no puedan más, el corazón te hará llegar a donde quieras». Yo sigo corriendo y esto no tiene fin y cada día descubro una nueva razón por la cual volver a ponerme los tenis.
Hoy soy entrenadora de un Club de Corredoras en la ciudad de Querétaro: Mujeres de Carrera y Coach del evento más importante del año en la ciudad: “Querétaro Maratón 2014”, asesora deportiva y líder de clubes deportivos en el Estado, sigo desempeñándome como atleta de alto rendimiento porque disfruto mis competencias personales.
Mi vida es correr y seguir creando una comunidad más grande de corredoras en todo el país, de todas las edades, tamaños y capacidades con historias que inspiren a que cada una de ustedes comiencen a escribir su “historia de amor incondicional”: ¡La Maratón!.
¡Soy Corredora!
Kari Osornio
Head Coach Mujeres De Carrera