Conquistar un maratón es el sueño de muchas corredoras, pero una vez que logrado ¿volverías a correr 42k? Aquí te comparto 7 buenas razones para volver a cruzar esa meta que tanto amamos.
- Mantenerme motivada
Cuando no tenemos objetivos definidos, es muy fácil perder las ganas de correr. Un maratón próximo nos mantendrá comprometidas con el entrenamiento y motivadas por el nuevo reto. Y eso, también se traduce a las actividades que tenemos en nuestra vida diaria, un maratón nos enseña a adquirir compromisos y cumplirlos.
- Mantener buenos hábitos
Al entrenar para un maratón, somos más cuidadosas con nuestra alimentación, disciplina y descanso, que son, sin duda, factores de importante impacto en nuestra calidad de vida. Esto se puede volver un hábito que al final nos traiga una mejor salud.
- Necesidad constante de mejorar
Una vez conquistada dicha distancia, nos viene la pregunta: “¿podría hacerlo mejor?” No podemos quedarnos con la duda, hay que intentarlo. Es momento de prepararnos mejor, de retomar lo que nos funcionó y cambiar lo que no, y de esta manera conseguir un mejor resultado y experiencia.
- Por apoyar una causa
Existen maratones que apoyan causas nobles, y sumarse a ello debe ser una experiencia de lo más emotiva y satisfactoria. Más allá del tiempo que marque el reloj o del lugar que ocupemos en una categoría, la mayor satisfacción será el haber corrido con un mensaje de unidad y empatía.
- Viajar por el mundo
Correr nuevos maratones nos llevará a conocer nuevos lugares. Salir de la rutina de nuestros espacios, siempre es refrescante para el alma. Deja que un nuevo maratón sea el pretexto para dejar salir tu espíritu viajero. La mejor forma de conocer una ciudad, es corriendo.
- Por inspirar a alguien más
A través de nuestros logros, inyectamos esperanza en nuestros semejantes. Conquistar nuevas metas inspira a los que están cerca de ti. Nunca te detengas, pues hay muchas personas siguiendo tus pasos.
- Porque puedo
Estamos aquí y ahora. Tenemos, hoy, la capacidad y la oportunidad ¿Por qué no hacerlo?
Por Rosario Ramírez Gutiérrez
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