Cuando estás en un entrenamiento difícil, tu cerebro es el que primero va a reaccionar, por ello, tienes que usar palabras mágicas que cambien la percepción de esfuerzo y logres tu meta.
Al correr, tu cerebro usa tanto el subconsciente como el consciente y cuando te sientes fuera de tu zona de confort, el cerebro genera estrés por el esfuerzo y todo lo que resulta, como el aumento del cortisol, el cual disminuye la motivación para seguir. Para que no te pase, haz uso de estrategias mentales que te ayuden a no perder la motivación en el entrenamiento.
En las subidas
Antes de empezar tu entrenamiento piensa en la sensación posterior al terminar, en lo fuerte que te sientes y cuando vayas subiendo, no escondas la cabeza ni encojas los hombros, mantén una buena postura y piensa: «me gustan las subidas». Eso sí, nunca dejes de sonreír.
En las bajadas
Antes de comenzar tu entrenamiento imagina que vuelas y cuando bajes, piensa que eres una pluma que va corriendo con suavidad y en control. Mantén livianos los pies, no hagas pisadas fuertes y solo disfrútalo.
Para aumentar el ritmo
Ve tu plan de entrenamiento o bien, arma tu sesión y piensa en el ritmo que quieres llevar (obvio realista) e imagina la sensación posterior y di en voz alta: «puedo correr más rápido que ayer» y cuando vayas en la última parte, recuerda que eres fuerte y que aún te quedan ganas de cerrar a una mayor velocidad, así lo hagas un segundo más rápido, ya lo tienes y esa sensación de logro se queda en tu cerebro para repetirla las veces que decidas.
Crea tu mantra
Esa frase, esa palabra que estimula tus circuitos cognitivos mentales que buscan hacerte creer que lo que estás diciendo es verdad, así que entre más te repitas frases positivas como «estoy bien», «puedo ir por más», te la vas a creer y lo que deseas se vuelve realidad, claro, si pones de tu parte en el entrenamiento y haces lo que te toca.
Aplícalo hoy mismo y nos cuentas.