Las propiedades del vino son bien conocidas, ya que se ha descubierto que aumenta el colesterol HDL (bueno) y disminuye el LDL (malo), además de tener efectos anticancerígenos gracias a los polifenoles que contiene, cuyo poder antioxidante supera al de la vitamina E y los taninos ayudan a mejorar la función digestiva.
Sin embargo, las corredoras podemos pensar que consumir vino nos puede engordar pero esto no sucedería si en nuestra dieta el alcohol no significa más del 10% de nuestras calorías diarias. Cada gramo de etanol aporta aporta 7.1 kcal y a eso hay que sumarle la graduación (100 ml en cada litro de vino son alcohol) por lo tanto, 1 lt equivaldría a 7.1 x 100=710 kcal. Por eso, si sólo tomas ese 10% y en varias comidas, no engordarás. El vino tiene muchas calorías pero son mucho menos que las de una bebida preparada.
Sin embargo, beber alcohol antes de una competencia no es recomendable, ya que según un estudio del American College of Sports Medicine podría disminuir la fuerza, energía, velocidad, resistencia muscular y cardiovascular. Beberlo después de una carrera no es tan benéfico como una cerveza, ya que no es una buena fuente de carbohidratos y por lo tanto, limita la recuperación de glucógeno.