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Mi historia comienza así. A principios de año, en cuanto me llegó el correo con la
convocatoria para la Nike Women’s Half Marathon sabía que tenía que correrlo. Nunca había participado en más de 10km, de hecho me había estrenado en las pistas apenas a finales de noviembre pasado y desde entonces, adquirí una adicción por las carreras y claro, por el running.

Invité a un par de amigas a participar conmigo y una de ellas, aunque no podría
asistir por conflicto de tiempos, me ofreció su compañía para ir a correr y para
llevar a cabo los entrenamientos de fondos los domingos.

La semana previa al maratón tuve «n» cantidad de problemas que me afectaron
emocional y físicamente. Sin embargo, nunca pensé en tirar la toalla, para mi era un
reto que debía cumplir, una forma de probarme a mi misma que podía y que las
desmañanadas habían válido la pena. Creo que no había dimensionado y aún no termino
de asimilar lo increíble y pesado que es correr 21 km.

El día de la carrera llegó. Estaba nerviosa y muy emocionada. Conforme dejaba el
punto de salida atrás, también dejaba todo el estrés de la semana previa. Las
subidas se me hicieron eternas pero pudo más mi orgullo y determinación. El ver a
tantas de nosotras tan decididas y guerreras me dio el empuje que necesitaba; las porras fueron una parte super importante para animarnos, escuchar como gente que no te conocía te llamaba por tu nombre, te felicitaba y te decía «Ya casi llegas! Solo faltan 500 mts» fue increíble. Casi me hicieron llorar.

Al ver la meta sonreí, sabía que ya casi estaba ahí, que lo había logrado y que mis
amigos y mi mami me estaban esperando para felicitarme e ir a desayunar. Cumplí mi
objetivo, mi primer medio maratón y ahora solo puedo pensar «¿Cuál es el siguiente
reto?» Definitivamente me siento como el slogan del maratón: ¡Soy IMPARABLE! 😀

Xanti Ceballos