De los 28 años que llevo como corredora, nunca había dejado de pensar en la forma de mi cuerpo. Estuve muchos años presionada por encajar en un estereotipo que me permitiera sentirme valiosa para estar al frente de Soy Corredora, hoy lo he soltado y soy más feliz.
Tenía 10-12 años cuando me obligaban a recargarme en una pared de mi casa, con el abdomen apretado y la espalda recta durante al menos 10 minutos. Después de comer delicioso, cargaba con la culpa de hacerlo y de inmediato, iba a la tortura. Ese momento que duró algunos años, me marcó para siempre y la comida empezó a volverse mi enemiga.
Empecé a correr a los 14 años porque me obligaron, tenía demasiada energía y mi mamá quería que la gastara en algo productivo, sin embargo, también tenía un miedo terrible a que engordara y empecé a entrenar mucho. Hoy sé que era gordofobia y yo le compré el concepto y me lo apropié, tanto entrené que a los 19 años me operaron las rodillas por condromalacia.
Pasó el tiempo y seguí corriendo pero siempre pensaba que debía hacer más para ser una corredora «más flaca». Cuando entré al equipo de atletismo de la Ibero y empecé a competir, dejé de enfocarme en el peso y puse atención a mi rendimiento como deportista. Entrenaba dos horas diarias y hacer ejercicios en el gym y la pista se volvió mi momento favorito del día. Por primera vez había soltado mi miedo a engordar y ahí me enamoré mucho más de correr.
Pero un día llegué a una empresa donde se valoraba muchísimo la apariencia física y empecé a compararme con las estrellas de TV y cuando me dedicaba a editar revistas, yo misma fomenté los estereotipos poco alcanzables para la mayoría de la población. Imagínense que debíamos ver los abs marcados para que pudieran estar en la portada y si no había, claro que podíamos recurrir al photoshop sin límite.
Todo eso también me pegó emocionalmente, hasta que empecé a tener más clara esta gordofobia cuando en un evento en GDL me tomaron una foto, yo tenía 4 meses de embarazo y una insípida pancita que me hacía ver «más gordita de lo normal». Esa foto la subí a mi Facebook y una chica comentó: «cómo es posible que alguien que tiene una página como Soy Corredora tenga sobrepeso». Ese día desperté a la realidad.
Obvio que el comentario no me gustó pero ahí fue cuando tomé la decisión de enfocar todos los esfuerzos en Soy Corredora, para dejar de juzgar los cuerpos de los y las demás y valorarlos por lo que son capaces de hacer y no por como se ven.
Ha sido un gran trabajo, no crean, después de 2 embarazos donde no subí tanto de peso (9 y 11 kilos respectivamente) y corrí hasta el octavo mes de gestación, la piel de mi abdomen quedó flácida. Me lo advirtieron los doctores «no cometas el error de hacer una cesárea primero y un parto natural después, podrías padecer diástasis abdominal y tu piel quedará muy flácida», sin embargo, yo quería vivir las dos experiencias y no me arrepiento, hacerlo así ha sido de las mejores decisiones en mi vida.
Recuerdo que cuando tuve a mi segunda hija, la enfermera me dijo: «aquí tienes la faja que debes comprar, las pócimas que untarás en tu vientre y la dieta baja en grasas que debes seguir, supongo que te quieres recuperar rapidísimo ¿no?». Mi respuesta fue un NO y me sentí desvalorizada, acababa de tener a una bebé pero sentí que el tener cuerpazo después de parir era más importante.
Pasó el tiempo, seguí corriendo y mi bebé creció pero me sentía super presionada por tener un abdomen plano y un ombligo pegado a la espalda que seguí rutinas extenuantes, me hice todos los tratamientos estéticos donde mi piel quedaba morada y roja, dietas muy restrictivas y nada, no lo conseguía. Hasta que un día y después de deambular pidiendo cotizaciones de abdominoplastias, liposucciones y levantamientos de glúteos (por donde han pasado muchas mujeres fit pero eso no me corresponde decirlo por respeto a ellas) decidí soltar el tema y enfocarme en lo que me gusta, sobre todo, el día que grabé un video y una persona de una marca comentó «pensé que por ser corredora no iba a tener pancita» y curiosamente, otra marca con la que he trabajado celebraba este Body Neutral, ahí me dije: «esto tiene que cambiar». Curiosamente, mi abdomen de corredora disminuyó y yo empecé este trabajo de aceptación.
Hoy no lo tengo controlado al 100 pero sí tengo más consciencia de todo lo que las mujeres hemos tenido que hacer para «encajar» y que quede claro, yo respeto mucho a las chicas que tienen ese sueño, incluso se los aplaudo pero en mi caso, lo más importante para mi hoy, es enfocarme en lo que mi cuerpo es capaz de hacer, ahí me siento bien y no quiero que mi meta siga siendo alcanzar un estereotipo de cuerpo.
Hacer ejercicio me hace muy feliz, lograr metas en el deporte también, aprender a través de mis carreras es de las cosas más bonitas de mi vida y ser la creadora de una comunidad que inspira a otras mujeres a lograr sus sueños, es algo que me llena de ilusiones y amor por la vida.
Hoy las invito a dejar de juzgar los cuerpos de las demás personas, a dejar de decir frases como: «te ves más flaca», «se te ve cuerpazo», «si antes eras bonita ahora te ves mejor porque bajaste de peso», «¿qué te pasó? tienes unos kilitos de más», «vamos a correr para quemar lo que comimos», etc. Ustedes saben bien cuáles comentarios hacen daño, así que tratemos de evitarlos.
Gracias por ser parte de mi proyecto de transformación personal, me hace muy feliz estar cerca de ustedes y que Soy Corredora sirva para motivar a las mujeres a ser ellas mismas porque así son perfectas.
Con cariño, Sonia Chávez, fundadora de @soycorredora