Ser corredora es un reto de lo más aplaudible, pero ser una mamá corredora merece el doble de aplausos.
Levantar a los niños, darles de desayunar, decirles que traen la playera al revés y preparar su lunch parece cosa sencilla, pero no lo es.
Así que si eres una mamá corredora, ¡bravo! Te aplaudimos y te dejamos estas diez razones para sentirte muy orgullosa de tu gran labor.
Eres el ejemplo a seguir
Si de algo no cabe duda es que tus hijos se han convertido en tus fans, y es que al ver lo mucho que haces por ellos sin dejarte de lado es una fuente de inspiración. Cada que estés a punto de darte por vencida recuerda que hay alguien siguiendo tus pasos.
Tienes el don de la organización
No hay manera de hacer tantas actividades al día sin ser una mujer estructurada. Gracias a lo ordenada que eres puedes disfrutar de tu familia sin dejar de lado tu trabajo, tus entrenamientos y momentos de descanso.
Te das el valor que mereces
El hecho de tener una familia a quien cuidar y amar no significa que debas dejarte a un lado, y eso es algo que has aprendido con el tiempo. Sabes que no mereces “sobras” de tiempo y que sigues siendo la protagonista de tu vida.
Eres superpoderosa
A diario descubres un nuevo súper poder, tal como encontrar una cartulina en la media noche del domingo o secar la playera del uniforme cinco minutos antes de que tu hijo se vaya al colegio. Eres digna de una película.
Las carreras van por tus hijos
Si a alguien le dedicas tus carreras es a tus hijos, los que te esperan en la meta para verte cruzar como la campeona que eres. Los entrenamientos, las caídas, las lesiones, las desmadradas también son por ellos; ¿por quién más?
Eres digna de presumir
En los festivales del colegio, y en las fiestas de sus compañeros tus hijos son los más felices de llamarte mamá por lo mucho que haces por ellos y por ti misma.
Eres inspiración
Tus “mini me” saben que cuando hay un tropiezo es para aprender y levantarse. Siéntete orgullosa porque eso lo aprendieron de ti. Ellos han visto de cerca cómo saliste de los momentos más difíciles; estás formando a grandes personas.
No sabes darte por vencida
Correr te enseñó que la vida no es fácil, ni como mujer ni como mamá. Sabes que estás en constante aprendizaje y que más vale que aquellas lecciones aprendidas trasciendan a tus hijos. ¡Eres su maestra de vida!
Tus hijos saben fijarse metas
Gracias a tu perseverancia como atleta ellos han entendido que la vida trata de fijarse metas, pero que no se vale cruzarlas si no has disfrutado lo suficiente del camino.
¿Así o más orgullosa de ser mamá corredora?